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El insomnio en los adultos.

    Trastornos del sueño

    El insomnio y los trastornos del sueño son cada vez más frecuentes, tanto en población infantil como adulta. No es de extrañar que en consulta nos encontremos con personas que experimentan serias dificultades para dormir plácidamente. El impacto negativo que los trastornos del sueño tienen es considerable, afectando a numerosas áreas de nuestra vida.

    El insomnio y otras alteraciones del sueño.

    Las alteraciones del sueño son uno de los trastornos que más han aumentado en los últimos años. La vida moderna ha traído un ritmo de vida frenético, centrada sobre todo en el trabajo y en el rendimiento. El tiempo que dedicamos a comer, ejercitarnos y dormir adecuadamente se ha reducido de una manera considerable. Esto afecta, no sólo a la cantidad sino a la calidad del tiempo que invertimos en hábitos saludables.

    Se sabe desde hace tiempo que un sueño reparador es uno de los pilares más importantes en el rendimiento físico y mental. En los últimos años se ha podido analizar cuáles son los trastornos del sueño más comunes y las consecuencias que estos tienen a medio-largo plazo.

    “El sueño es imprescindible para un rendimiento adecuado”.

    Así como qué factores de riesgo son los más característicos para que se desencadenen y cómo podemos abordar las dificultades para dormir.

    ¿Qué es el sueño?

    El sueño es un fenómeno fisiológico de vital importancia en el ser humano. Cierto es que no somos la única especie que depende de esta función vital, pero los mecanismos del sueño son muy diferentes en otros seres vivos. En este artículo nos centraremos exclusivamente en las características del sueño en la especie humana.

    Sabemos que el sueño es una función vital y si se nos priva de ella nos conduciría a la muerte, tarde o temprano. Nuestra salud mental y física dependen en gran medida de cómo de reparador sea nuestro descanso.

    “El sueño cumple una función biológica y psicológica central en la vida del ser humano”.

    Además, durante el sueño nuestro organismo sigue en marcha: conserva energía, regula el metabolismo, se consolida la memoria, etc.

    Sin embargo, aunque este proceso se de en cada uno de nosotros diariamente, no ha sido fácil de estudiar ni definir. Sus principales características podrían resumirse del siguiente modo:

    • Disminución de la conciencia, actividad muscular y reacción a estímulos externos.
    • Proceso fácilmente reversible (lo que no ocurre en estados como el coma).
    • Suele presentarse con una periodicidad circadiana (diaria), en relación con los ciclos de luz y oscuridad.
    • Postura estereotipada al dormir
    • La privación del sueño, da lugar a consecuencias negativas a nivel alteraciones conductual, cognitivo y biológico. Además, se generar una “deuda” acumulativa de sueño que eventualmente deberá́ recuperarse.
    • Durante el sueño se dan fenómenos como: la regulación metabólica, térmica y endocrina, consolidación de la memoria, activación del sistema inmune, etc.

    Es decir, durante el sueño se dan actividades fisiológicas vitales para el correcto funcionamiento del organismo.

    “No dormir adecuadamente puede influir negativamente en las personas”.

    Las alteraciones del sueño en niños y adolescentes pueden derivar en serias dificultades en el rendimiento académico.

    El insomnio influye negativamente en las personas.
    El insomnio influye negativamente en las personas.

    Fases del sueño.

    Antes de entrar a hablar de los trastornos del sueño, debemos saber que este no es un proceso que se desarrolle uniformemente. Suele dividirse en dos etapas diferenciadas que ocurren siempre de la misma forma y donde se dan procesos distintos. Cuando nos dormimos entramos en el conocido “sueño sin movimientos oculares rápidos” (No MOR/NREM). Posteriormente, se pasaría a la fase de “sueño con movimientos oculares rápidos” (MOR/REM).

    Fase de sueño No MOR/NREM.

    Fase I. Aquí la persona entra en lo que se conoce como “somnolencia”. Empieza a entrar en el sueño de manera paulatina. Sus músculos se relajan, su actividad consciente va desapareciendo, etc. Sin embargo, al estar en una fase de “sueño ligero” la persona es muy susceptible de ser despertada.

    Fase II. En esta fase la temperatura y las frecuencias cardiaca y respiratoria disminuyen paulatinamente.

    Fase III. Es la fase conocida como “sueño de ondas lentas”. En esta etapa, el sueño ya es muy profundo.

    Fase de sueño MOR/REM.

    En esta etapa se dan una serie de movimientos oculares rápidos muy característicos. Es una fase del sueño muy profunda donde se produce una atonía muscular de los músculos somáticos. La frecuencia cardiaca y respiratoria se vuelven irregulares, llegando incluso a aumentar.

    “La fase MOR/REM coincide con la producción onírica. La persona podrá recordar lo soñado si es despertada durante esta fase”.

    De media, una persona joven tiene entre 70-100 minutos de sueño no MOR y 5-30 minutos de sueño MOR. Dicho ciclo se volverá a dar cada hora y media aproximadamente durante todo el tiempo que la persona pase durmiendo. Ahora bien, dependiendo de la edad, la duración de las etapas varía. Según vamos envejeciendo la duración de las dos primeras etapas de la fase No MOR aumentan. Sin embargo, la duración de la etapa MOR disminuye.

    Clasificación de los trastornos del sueño en adultos.

    Para saber si un individuo tiene un trastorno del sueño, la Asociación Americana de Psiquiatría nos indica una serie de criterios. Estas personas suelen quejarse de su tiempo, calidad y horario dedicado al sueño. Esto conlleva un malestar que arrastran durante sus horas de actividad. Además, suelen presentar deterioros en varias áreas de su vida debido a un mal descanso.

    Este tipo de trastornos raramente se presentan aisladamente. De hecho, la norma es que se den junto a otro tipo de patologías, tanto de naturaleza física como psicológica.

    “Con frecuencia, trastornos como la ansiedad o la depresión se acompañan con dificultades para dormir”.

    Se calcula que cerca de un 80% de los pacientes con esquizofrenia sufren de trastornos del sueño. Estas alteraciones del sueño suelen ser un indicador de afecciones médicas que suelen darse junto con otros trastornos psicológicos. Por ejemplo, dificultades con la respiración (apnea del sueño), trastornos neurodegenerativos (como el Alzheimer), etc. Estos trastornos dificultan el sueño y pueden empeorar durante el mismo.

    El insomnio provoca dificultades en el área personal, laboral, social, etc.
    La depresión suelen acompañarse de alteraciones del sueño.

    Debido a esta falta de descanso se deben atender también a las alteraciones cognitivas que de ellos se deriva. Tener problemas continuos para conciliar el sueño puede conllevar una serie de riesgos para la salud. Por ejemplo, es normal desarrollar trastornos psicológicos y de consumo de sustancias. Además, pueden ayudar a la expresión prodrómica de un trastorno psicológico.

    A continuación se presentarán los principales trastornos del sueño descritos por la Asociación Americana de Psiquiatría.

    Trastorno de insomnio

    El insomnio es la imposibilidad o dificultad de iniciar o mantener el sueño de manera reiterada. Esto ocurre incluso cuando se dan condiciones óptimas para conciliar el sueño.

    Las consecuencias del insomnio durante el día se traducen con una disminución de la energía, sensación de fatiga, somnolencia, etc. Este estado repercute negativamente en el rendimiento laboral y aumenta el riesgo de sufrir enfermedades médicas.

    “El insomnio es además uno de los trastornos del sueño que más se da en la población general. Cerca del 10-30% de la población sufre este problema”.

    Alrededor de un 80% de las personas han padecido insomnio alguna vez en su vida. Su prevalencia es alta y suele causar deterioros en la vida física, social y psicológica de la persona que lo sufre.

    Son muchos los factores que influyen en la aparición de este tipo de trastorno. Normalmente las causas más frecuentes son: el estrés, enfermedades físicas (diabetes, asma, hipertensión…) y psicológicas (ansiedad, depresión…),  algunos medicamentos (como los antidepresivos), factores ambientales, (ruidos, luces demasiado fuertes…), malos hábitos, etc.

    El tratamiento del insomnio puede ser farmacológico o no farmacológico. La terapia psicológica puede ayudar a establecer una buena higiene del sueño y abordar los problemas de la persona. Gracias a esto el paciente puede mejorar su estilo de vida y las situaciones emocionales que influyen en su insomnio.

    En cuanto al tratamiento farmacológico, es común el uso de fármacos con propiedades hipnóticas. Las benzodiacepinas suelen recetarse con bastante frecuencia en estos casos. Sin embargo, estas deben ser recetadas siempre por un médico y su uso debería ser temporal.

    “El uso de benzodiacepinas para tratar el insomnio debe ser durante cortos periodos de tiempo y siempre supervisado por un médico”.

    A largo plazo, las benzodiacepinas crean dependencia, tolerancia y síndrome de abstinencia. Aunque existen fármacos no benzodiacepínicos (zolpidem, zaleplon y zopliclona) que no poseen efectos tan perjudiciales, el uso de estos tampoco debería ser crónico.

    Trastorno de hipersomnia.

    La hipersomnia se da cuando la persona siente una somnolencia excesiva durante su estado de actividad. Aunque haya dormido muchas horas, el individuo tiene sueño prácticamente todo el día.

    “En la hipersomnia, el sueño, a pesar de haber sido prolongado no resulta reparador”.

    En la hipersomnia suelen aparecer dificultades para ponerse en marcha una vez se ha despertado. Este continuo estado de somnolencia provoca dificultades en el área personal, laboral, social, etc.

    Existe un sentimiento de incapacidad para estar despierto cuando se necesita. En consecuencia, las actividades del día a día se magnifican y suponen un sobreesfuerzo para la persona. Aunque algunos con este problema puedan conciliar el sueño fácilmente, tienen dificultades para levantarse y estar activos durante el día.

    Las consecuencias que de ello pueden derivarse son: somnolencia, torpeza motora, irritabilidad, déficits de memoria, desorientación espacial, sensaciones de mareo, etc.

    La somnolencia provoca dificultades en el área personal, laboral, social, etc.
    La somnolencia provoca dificultades personales, laborales y sociales.

    Hoy día, la hipersomnia suele darse por una deprivación crónica de sueño. Debido al ritmo frenético de nuestra sociedad, esta deprivación se da de manera “voluntaria”. Las exigencias del mundo laboral, social, familiar… restan de horas de descanso a muchos individuos. Es importante saber que esta deprivación de sueño es acumulativa. Es decir, que hasta que el sujeto no cubre las horas necesarias de sueño, no mejora.

    Si una persona sufre de hipersomnia y no hay deprivación de sueño, pueden existir alteraciones en el Sistema Nervioso Central. También puede ocurrir que esté asociada a problemas psicológicos (depresión, trastorno bipolar…) que afecten a ese estado de somnolencia constante.

    Dado que normalmente la hipersomnia está asociada a dificultades psicológicas y ambientales, su tratamiento suele prescindir normalmente de fármacos. Es importante implantar buenos hábitos y conductas saludables con respecto al sueño. Una buena alimentación, ejercicio regular, acudir al psicólogo si tenemos dificultades emocionales, tener un horario de sueño razonable, etc. puede ayudar a reducir la hipersomnia.

    Narcolepsia.

    La narcolepsia es un trastorno complejo que no es muy frecuente en la población general. Su prevalencia es del 0,09% y suele poseer un componente genético considerable. Es un trastorno del sueño característico de la etapa del MOR y se caracteriza normalmente por:

    • Una somnolencia diurna importante donde la persona se puede llegar a dormir de manera involuntaria (ataques de sueño incontrolables).
    •  Una pérdida del tono muscular voluntario de manera súbita y bilateral. Esto se conoce como cataplexia. Esta puede darse, o no, a la vez que los ataques de sueño.
    • Pueden darse alucinaciones auditivas, visuales, táctiles… antes de que la persona se duerma (alucinaciones hipnagógicas). Suelen ser de muy diversa naturaleza y tienden a darse en el inicio del sueño.
    • La persona puede sufrir de parálisis del sueño (incapacidad de moverse una vez se está despierto, cursa normalmente con alucinaciones).

    Ahora bien, no todas las personas con narcolepsia presentan estos cuatro síntomas.

    “Lo que más caracteriza a la narcolepsia es la somnolencia diurna persistente y la aparición de ataques de sueño irrefrenables”.

    Antes de que estos aparezcan suele darse una fase de somnolencia intensa junto a problemas de visión (ver doble y/o visión borrosa). Esta fase suele durar menos de 20 minutos. Cuando la persona cae rendida al sueño y despierta, la sensación de somnolencia disminuye, pero sólo temporalmente.

    La frecuencia de estos ataques de sueño son muy variables. Hay sujetos que los sufren unas 10 veces al día, otros apenas tienen uno al mes. En su tratamiento es muy común el uso fármacos estimulantes. Los más utilizados suelen incrementar los niveles de monoaminas cerebrales. También pueden utilizarse fármacos supresores del sueño MOR.

     

    En la narcolepsia aparecen ataques de sueño irrefrenables.
    En la narcolepsia aparecen ataques de sueño irrefrenables.

    En una segunda parte trataremos otras alteraciones del sueño que pueden aparecer asociadas a otras patologías.


     

    Referencias Bibliográficas.

    • Asociación Americana de Psiquiatría (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5). (5º Ed). Madrid: Editorial Médica Panamericana.
    • Iranzo, A. (2013). El trastorno de conducta del sueño REM. Revista Médica Clínica Las Condes, 24(3), 463-472. Enlace.
    • Lira, D., y Custodio, N. (2018). Los trastornos del sueño y su compleja relación con las funciones cognitivas. Revista de Neuro-Psiquiatría, 81(1), 20-28. Enlace.
    • Carrillo, P., Barajas, K. G., Sánchez, I., y Rangel, M. F. (2018). Trastornos del sueño: ¿qué son y cuáles son sus consecuencias? Revista de la Facultad de Medicina (México), 61(1), 6-20. Enlace.
    • Sarrais, F., y De Castro, P. (2007). El insomnio. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 30(1), 121-134. Enlace.

     

    Autora.

    Sofía Rodríguez Pantoja

    Sofía Rodríguez Pantoja es Graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha cursado el Máster en Psicología General Sanitaria y el Máster en Psicoterapia Humanista Experiencial y en Terapia Focalizada en la Emoción en la Universidad Pontificia de Comillas. También está formada en psicoterapia EMDR y terapia breve por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia (SEMPyP). Fue voluntaria en el Centro Joven de Atención a la Sexualidad en Madrid (CJAS Madrid). Actualmente está cursando el Experto en Trastornos Alimentarios por la SEMPyP.

    Twitter: @Sofia_psico.


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