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La timidez. ¿Cómo superar la timidez?

    La timidez

    ¿Qué es la timidez?

    La timidez es un rasgo de carácter que se traduce en inseguridad para relacionarse con otras personas. Debemos dejar muy claro que la timidez no es una enfermedad. Es una forma de ser de la persona, que se manifiesta en un desconocimiento sobre como comportarse con los demás. Fruto de este desconocimiento, surge la inhibición para actuar frente a los otros. El tímido no se atreve a interactuar con los demás y cuando no tiene más remedio que hacerlo, manifiesta inseguridad y vergüenza.

    La timidez en la adolescencia.

    La timidez suele hacerse presente con mayor fuerza durante la adolescencia, ya que ésta es una etapa de fuertes cambios, tanto a nivel social como biológico. Nuevas amistades aparecen y comienzan las primeras relaciones románticas. El hecho de enfrentarse con personas hasta el momento desconocidas y el mantener una conversación con el sexo opuesto son factores que pueden derivar en timidez. La timidez aparece a raíz de la inseguridad que generan las situaciones que implican relacionarse con otras personas.

    Causas de la timidez.

    La timidez es un rasgo que vive en cada uno de nosotros. En algunas personas es casi imperceptible. En otras, se hace más notoria y les dificulta llevar a cabo una vida social sana y fluida. La adolescencia es un momento en el que la timidez se ve aumentada y lleva al sujeto que la padece a evitar el contacto de los demás.

    Existen varios motivos por los que la timidez se hace particularmente más presente en esta etapa. Podemos destacar los siguientes.

    Dejar la niñez atrás.

    El abandono de la niñez es dejar atrás una etapa en la que nos encontrábamos protegidos y en la que el rol social era mínimo. En la niñez las relaciones de los pequeños se encontraban restringidas y contenidas por el ámbito familiar y social. Abandonar la niñez supone un fuerte impacto y muchos adolescentes acusan una cierta inseguridad ante los nuevos roles, la cual se manifiesta en forma de la timidez.

     Cambios corporales.

    En la adolescencia algunos adolescentes se sienten orgullosos del cambio de su voz. Otros, presumen de la aparición del vello corporal y de la formación de líneas curvas en el caso de las chicas. Pero, mucho más frecuente, es que estos cambios sean de hecho una fuente de razones para cohibirse y acomplejarse. La adolescencia es la época de los complejos: “estar gordos”, “estar flacuchos”, “tener mucho o poco pecho” son preocupaciones comunes cuando el cuerpo adquiere formas diferentes. Si a esto le sumamos la aparición del acné, la situación no mejora en absoluto.

    Cambios hormonales.

    Podríamos definir la adolescencia como el festival de las hormonas. Los cambios físicos involucran y revolucionan por completo el equilibrio hormonal. Los cambios endocrinos actúan directamente sobre las emociones y conllevan una gran labilidad afectiva. Por lo tanto, los cambios generados en este período levantan un tsunami de emociones que hasta entonces habían permanecido dormidas.

    En la adolescencia son frecuentes los complejos
    (1) Los cambios físicos de la adolescencia influyen en la aparición de la timidez

    Factores genéticos.

    Por otra parte, deben considerarse tanto los factores genéticos como los que conforman al entorno durante la etapa de la niñez. La introversión, la cual consiste en encerrarse en uno mismo, es una condición que se manifiesta por acción de factores genéticos. Cabe destacar que la introversión no es timidez, ya que ambas condiciones vienen determinadas por motivaciones diferentes.

    Ambiente familiar.

    El entorno en el que crece el niño es también un factor determinante. Si los padres son introvertidos, es más probable que, por acción del aprendizaje, el niño se convierta en un adolescente de iguales características. A su vez, si el ambiente familiar es acogedor y se le brinda contención, apoyo y motivación al niño, las posibilidades de desarrollar timidez se desvanecen.

    Sin embargo, cuando el ambiente familiar es sobreprotector, también es un factor que puede derivar en timidez. Del mismo modo, el exceso de autoridad por parte de los adultos es otro detonante de esta condición.

    El entorno social.

    Como era de esperar, el entorno social juega un rol determinante en la timidez, muy especialmente si el joven no recibió las bases necesarias en el hogar en la etapa previa a la adolescencia. Por lo tanto, ser objeto de burlas o menosprecio por parte de sus iguales son situaciones que llevan al adolescente a cohibirse y rechazar el contacto con los demás. Esto lo lleva a presuponer que todas las relaciones que entable serán marcadas por estas características, lo que hace que evite todo posible contacto social.

    La primera infancia.

    En la aparición de la timidez influyen factores relacionados con la etapa prenatal y con los primeros meses y años de vida. Al sentirse deseado y querido, el niño desarrolla las habilidades que le permiten hacerle frente al mundo más allá de su aspecto físico y de la acción hormonal que se suscitará en años posteriores. La seguridad en uno mismo sienta sus bases en la estabilidad afectiva que se gesta y se recibe en el hogar durante nuestros primeros pasos en este mundo.

    Todos estos factores serán decisivos para desarrollar, o no, timidez durante los años de adolescencia. Los motivos que llevan a manifestar esta condición en esta etapa son los mismos en varones que en mujeres.

    Los factores ambientales influyen en la timidez
    (2) Los primeros años de vida pueden condicionar la aparición de la timidez

    ¿Cómo superar la timidez?

    No siempre es necesaria la intervención de una terapia para superar la timidez. Ya dejamos claro, al inicio de este artículo que la timidez no es una enfermedad. No obstante, la timidez puede dificultar enormemente la vida del sujeto. Por tal motivo es aconsejable proponerse una serie de objetivos para superar la timidez. El adolescente puede practicar los siguientes ejercicios y evaluar su propio progreso al respecto:

    Ponerse en el lugar de la otra persona.

    Es conveniente tratar de situarnos en la mente de la otra persona. Del mismo modo en que nosotros nos sentimos cohibidos acerca de relacionarnos con los demás, es posible que la otra persona se sienta igual. Es más fácil creer que nos miran porque nos están juzgando y condenando en silencio, que creer que lo hacen porque quieren conectar con nosotros y no saben cómo hacerlo.

    Recreación de situaciones de la vida cotidiana.

    Un ejercicio muy efectivo es, cuando termina el día, repasar las situaciones por las que hemos atravesado durante el día en las que la timidez nos alejó de sentirnos bien. Una vez que las tengamos identificadas, procederemos a modificarlas en nuestra mente para que, la próxima vez, se desarrollen de forma diferente. Se trata de mejorar nuestras actitudes a través de un ensayo imaginario y guiado estrictamente por nosotros.

    Enfrentar situaciones sociales.

    Esta es una decisión que te ayudará a ir venciendo el miedo y, lo que es más gratificante, a comprobar que éste se puede transformar en satisfacción de forma mucho más sencilla de lo que crees. Cuando tenemos un miedo y nos alejamos de la situación que lo genera, lo que ocurre es que este aumenta de forma irracional.

    El perder contacto con la razón del miedo lo convierte en una amenaza desmedida. En cambio, una vez que decidimos enfrentarnos a la fuente del temor, nos damos cuenta de que este había sido alimentado por nuestra imaginación mucho más que por la misma realidad.

    Controlar el lenguaje corporal.

    Hay expresiones faciales y posturas corporales que representan una advertencia que va directamente al subconsciente de quienes tenemos en frente y cuyo mensaje es “no te acerques.” En cualquier momento del día en el que te encuentres en un contexto social, ya sea una clase, el transporte público o una reunión, repasa tu expresión y la posición de cada parte de tu cuerpo.

    ¿Tienes el ceño fruncido o una expresión rígida en tus ojos? ¿Tu boca está tensa? ¿Te encuentras cruzado de brazos o de piernas? ¿Tu torso y tus rodillas apuntan al lado contrario o se encuentran desviados del grupo en el que te encuentras?

    Todas estas señales son enormes “NO” que les estás transmitiendo a quienes están a tu alrededor. Si empiezas a derribar tus barreras de una en una, verás que la actitud de las personas hacia ti cambiará de forma positiva y tú te sentirás más animado a entablar vínculos sociales.

    La timidez se manifiesta en el lenguaje corporal
    (3) La timidez se manifiesta con rotundidad a través del lenguaje corporal

    Automotivación.

    Cambiar los pensamientos negativos por positivos marcará la diferencia. La palabra obra de manera muy poderosa en nosotros. Cuando nos repetimos de manera constante: “te saldrá mal” “fracasarás” “se reirán de ti,” estamos creando las circunstancias para que esto suceda. En cambio, si sustituimos estas máximas por otras tales como: “anímate” “te están esperando” “tienes mucho para dar,” la situación dará un giro radical.

    Analizarse introspectivamente.

    Todos tenemos nuestros puntos fuertes y débiles. Conocer los tuyos te ayudará a relacionarte tomando como base todo lo bueno que tienes. Por ejemplo, supongamos que eres una persona artística. En tal caso, puedes servirte de tus habilidades, tales como tocar un instrumento musical, dibujar o pintar, para empezar a construir puentes hacia las demás personas.

    Cuando somos tímidos, en especial durante la adolescencia, es común centrarnos en lo negativo que tenemos. Pensamientos al estilo de “soy torpe” “no entiendo nada de matemáticas” o “no tengo tema de conversación,” suelen impedirnos ver todo lo maravilloso que hay en nosotros y que sería muy bienvenido por otras personas.

    Tomar clases de arte dramático.

    Aunque probablemente no esté al alcance de muchas personas, esta disciplina nos permite desarrollar las habilidades sociales de las que una persona tímida carece. Además de ello, nos permite abordar la perspectiva del otro, algo que es fundamental para vencer la timidez.

    Timidez y fobia social – ¿Son lo mismo?

    Podemos decir con rotundidad que no es lo mismo la timidez que la fobia social. De hecho, hasta podríamos decir que hay un abismo entre ambas. La timidez no es un trastorno, sino una característica o un rasgo de nuestra personalidad. En cambio, la fobia social se corresponde con un trastorno de ansiedad. Cuando somos tímidos podemos enfrentarnos a una situación social sin mayores problemas. Cuando se tiene fobia social, se experimentan reacciones físicas adversas muy intensas al contacto con otras personas. Síntomas como sudoración, palpitaciones, dolor precordial, sofocos, necesidad de orinar con frecuencia (polaquiuria), mareos y escalofríos, se manifiestan cuando nos vemos obligados a involucrarnos en una situación social.

    Otro factor es la sensación de miedo. Quien padece de fobia social, siente un miedo muy arraigado a enfrentarse con las personas, mientras que quien es tímido, solo siente incomodidad. Por ejemplo, si pensamos en lo que puede ocurrir en una clase de secundaria en la que hay que hacer una presentación oral, la persona tímida la llevará a cabo con voz baja, sin mirar directamente a los ojos a sus compañeros y ruborizándose. En cambio, quien tiene fobia social no podrá hacerlo. Es posible que comience a transpirar, que sus manos tiemblen y que su corazón se acelere. Es probable que las palabras no le salgan y hasta que abandone el salón.

    En conclusión, la timidez genera un estado de malestar leve, mientras que la fobia social condiciona negativamente la calidad de vida.

    La timidez es muy diferente de la fobia social
    (4) La timidez es muy diferente de la fobia social

    Características de la timidez.

    • Tendencia a la introversión.
    • Dificultad para expresar sus sentimientos.
    • Preferencia por pasar desapercibidos.
    • Se ruborizan.
    • No expresan su opinión frente a un grupo de personas.
    • Se toman las observaciones como que si estuvieran siendo juzgados.
    • El “qué dirán” rige sus acciones cotidianas.

    Una persona tímida puede manifestar una agresividad pasiva. La asertividad es la capacidad que tiene una persona para expresar sus pensamientos con claridad y de una forma directa, procurando que al defender sus derechos no hiera a los demás.

    La persona tímida tiene bastante dificultad para ser asertivo. Le cuesta mucho trabajo reclamar lo que es suyo. No es capaz de exigir algo a lo que tiene derecho ante la persona adecuada. Al contrario de lo que sucede cuando somos asertivos, la persona tímida se queja acerca de lo que no le resulta satisfactorio. Ante una injusticia ejerce la crítica, pero lo hace a espaldas de la persona que genera su malestar.

    El hecho de estar pendientes del “qué dirán,” condiciona su forma de actuar, por lo que no son personas que hagan uso de su libertad de forma efectiva.

    Consecuencias de la timidez.

    • Dependencia emocional..
    • Vínculo cercano con emociones negativas y destructivas.
    • Necesidad de aprobación.
    • Baja autoestima.
    • Dificultades para hacer amigos y encontrar pareja.
    • Tendencia al aislamiento.
    • Intolerancia a las críticas.

    Los adolescentes tímidos se manifiestan fuertemente dependientes de las personas con las que se sienten a gusto. Este alguien puede ser un miembro de su familia o una amistad. Creen que no se sentirán así con nadie más, por lo que tienden a apegarse y a acaparar a esa persona.

    Su vínculo con las emociones negativas que destruyen la autoestima, tales como la culpa, la vergüenza y la depresión, es muy estrecho.

    Necesitan de la aprobación de los demás, por ello suelen ser muy serviciales con quienes se conectan. No tienen un buen concepto de sí mismos, sino que se consideran personas de escaso valor para los demás. Todo esto les dificulta hacer amigos, ya que no solo no buscan que suceda, sino que pueden llegar a rechazar a quienes se acercan a ellos con dicha intención.

    Aislarse es la reacción natural por la que se dejan llevar y les cuesta diferenciar una crítica destructiva de una constructiva. Cuando son criticados, su autoestima baja incluso más y sienten que se reafirma el bajo concepto que tienen de sí mismos.

    ¿Tiene solución la timidez?

    La respuesta definitiva a esta pregunta es: “Sí. La timidez tiene solución”. Si has seguido los consejos que te hemos dado arriba y no has logrado una mejora significativa, siempre contarás con la posibilidad de una terapia psicológica.

    Al comienzo de este proceso, el profesional te evaluará y determinará hasta qué punto la timidez afecta tu calidad de vida.

    En base a ello, desarrollará una terapia personalizada para ti, en la cual te enseñará las técnicas que te permitirán desarrollar las habilidades sociales necesarias para que la timidez, poco a poco, comience a ser parte de tu historia pasada.

    La persona tímida puede superar este problema
    (5) La timidez se puede superar

    En nuestro centro de trabajamos con una terapia dirigida al mejor conocimiento y manejo de las emociones. Mediante esta técnica el sujeto es capaz de identificar las distintas emociones que acompañan sus estados de ánimo. La timidez, al ser un rasgo de la personalidad, derivado de la inseguridad y la vergüenza puede ser abordado con eficacia.

    Mediante esta terapia conocerás a fondo tus emociones, mejorarás tu autoestima y disminuirá la vergüenza para relacionarte con los demás.

    Referencias bibliográficas.

    • Cómo vencer la timidez – Juanta de Andalucía. Enlace.
    • Shyness (La timidez) – Center For Effective Parenting. Enlace.
    • Cómo superar el miedo a hablar – Dr. Martin M. Anthony. Editorial Amat. Enlace.

     

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