¿Conoces las claves de la atracción? Desde que el sociólogo y filósofo alemán Georg Simmel comenzara a estudiar la atracción en la primera década del S. XX como un fenómeno más cotidiano y menos clínico, la psicología social ha intentado averiguar qué elementos psicológicos y neurocientíficos explican este proceso.
¿Por qué hay personas a las que se califica como atractivas?, ¿por qué tiende a asociarse el físico con la forma de ser?, ¿compartir espacio repetidamente con alguien incrementa su atractivo? En este artículo se abordarán éstas y otras cuestiones relacionadas con el atractivo.
¿Qué es la atracción?
La afiliación es la tendencia humana a buscar compañía a fin de garantizar la supervivencia del individuo y de la especie, de manera que la necesidad de pertenencia ofrece ventajas tanto para la propia supervivencia como para la reproducción.
Dicha predisposición para las relaciones también se ve marcada por el apoyo emocional y el sentimiento de aceptación que proporcionan las mismas, redundando en la autoestima personal, reduciendo la inhibición conductual y las emociones negativas (ansiedad, depresión, rabia u hostilidad).
De estos resultados de Russell o Caplan se deduce el origen filogenético de la necesidad de aprobación ajena para incrementar la autoestima, pues:
«el sentir rechazo está relacionado con la disminución de la probabilidad de supervivencia».
Así, en pos de garantizar la propia supervivencia a través del fenómeno de la afiliación, se desarrollan los procesos de atracción y de amor. La atracción interpersonal es, por lo tanto, el juicio que se hace de la otra persona a nivel actitudinal, cuyos extremos son la evaluación positiva (amor) y la negativa (odio).
Tipos de atracción
Este juicio que se hace sobre la otra persona, conlleva una serie de cogniciones, sentimientos, motivaciones y conductas diferentes según el tipo de atractivo generado, a saber:
- Atracción romántica: Suele decirse que es el amor en su máxima expresión, pues provoca deseo de proximidad, afecto, admiración y pasión. Aunque guarda relación con la sexualidad, ésta no tiene por qué condicionar la relación, pues numerosas parejas permanecen en relaciones aún cuando se ha apagado la pasión.
- Atracción sexual: Es la atracción más carnal, pues despierta el deseo de un mayor contacto físico y sexual. Puede surgir sin necesidad de enamoramiento.
- Atracción de amistad: Este tipo de atracción se aleja de la sexual y de la romántica, pues uno busca compartir momentos con esa persona en su forma más pura.
- Atracción sentimental: Se trata de personas que despiertan intensos sentimientos, aunque no de carácter romántico.
- La atracción sensorial: Se trata de personas que generan sentimientos de ternura, a las que apetece abrazar y sentir más cerca, como p. ej. las mascotas, los cachorros o los bebés.
- Atracción intelectual: Está relacionada con el deseo de conocer a alguien a quien se juzga inteligente e interesante, que puede aportar un gran conocimiento gracias a su cultura.
Uno de los distintos tipos de atracción es la intelectual.
- Atracción estética: En este caso, el otro genera admiración por su estilo, su aspecto o su forma de expresarse, sin embargo, no se tiene deseo sexual ni romántico por esta persona.
¿Qué rasgos físicos resultan más atractivos?
La psicología evolucionista surge de la fusión entre la biología evolucionista y la psicología cognitiva, buscando cómo la selección natural ha moldeado el comportamiento humano en pos de la supervivencia de la especie. De esta manera:
«las preferencias generales respecto al atractivo físico corresponden a configuraciones biológicas que procuran garantizar la descendencia».
En este sentido, es necesario recordar que las preferencias sexuales continúan hasta cierto punto ligadas a la historia de la humanidad. Así, el hombre busca en la mujer la fertilidad que posibilite la reproducción y el cuidado de los hijos; mientras que la mujer procura asegurar protección y recursos para la supervivencia de su estirpe.
Según esta teoría, cada sexo ha configurado sus preferencias físicas de manera instintiva a fin de propagarse genéticamente, existiendo cierto consenso interindividual e intercultural:
Rasgos físicos que atraen de los hombres.
- Respecto al rostro:
- Anillo limbal prominente y más oscuro que el resto del iris (anillo de color más oscuro alrededor del iris, entre la córnea y la esclerótica, que se va afinando y aclarando con la edad, se ha asociado con la salud cardiovascular).
- Rasgos faciales suaves.
- Durante el ciclo menstrual, las mujeres prefieren aquellos rasgos relacionados con la alta testosterona, p. ej. mandíbula ancha y pómulo marcado.
- Vello facial.
- Piel brillante, bronceada y saludable (esto se debe a que el color de la cara está determinado por los pigmentos de carotenoides antioxidantes que se consiguen mediante la ingesta de frutas y verduras, por lo que se asocia a la salud).
Parte del atractivo viene determinado por algunos rasgos faciales.
- Respecto a la figura:
- Alto (ya que se relaciona el estatus y el poder, de hecho, las personas más altas suelen tener mayores ingresos en EE.UU. y más probabilidades de ganar las elecciones presidenciales).
- Piernas más largas que la mitad de la altura.
- Complexión atlética, con alrededor de un 12% de grasa corporal.
- Hombros anchos, con silueta en forma de V.
- Pectorales y brazos fuertes (se estima que la fuerza del cuerpo masculino representa el 70% de la varianza de su atractivo).
Rasgos físicos que atraen de las mujeres.
- Respecto al rostro:
- Cejas altas.
- Ojos y pupilas grandes, con la esclerótica (capa más externa del globo ocular) blanca.
- Pómulos prominentes.
- Nariz pequeña.
- Sonrisa amplia y labios carnosos.
- Barbilla estrecha.
- Respecto a la figura:
- Aspecto juvenil y piel luminosa sin arrugas (se estima que la edad de fertilidad óptima es 24,8 años).
- Cintura pequeña y caderas anchas (una relación cintura cadera 0,7 se considera especialmente atractiva).
- Mamas y glúteos grandes, pero proporcionales con la silueta (el estrógeno es la hormona asociada con la fertilidad femenina que promueve la aparición de depósitos de grasa alrededor de los glúteos y los muslos).
Los rasgos más valorados por ambos sexos.
«El atractivo físico suele funcionar como medidor de salud, por lo que la simetría y la proporción son los rasgos que más valoran ambos sexos pues refleja la calidad genética».
Esto tiene que ver con la capacidad de los animales para vencer las infecciones, los parásitos y los depredadores. Además, la respuesta cerebral a una cara simétrica activa el área ventral tegmental, donde abunda la dopamina (neurotransmisor relacionado con la motivación, la euforia y la concentración).
Asimismo, los estudios han asociado la inmunocompetencia con la simetría del rostro y han encontrado que las personas con rasgos simétricos huelen mejor.
¿Las personas con rasgos físicos similares resultan más atractivas?
Para responder a esta pregunta, basta citar un experimento en el que, tras realizar montajes fotográficos, se mostraban imágenes en las que había rasgos propios.
«Si bien los participantes del experimento no se percataron de la presencia de sus propios rasgos, se decantaron por aquellas imágenes en las que estaban presentes los mismos».
De hecho, esta atracción se dio incluso en las imágenes en las que aparecía algún rasgo del progenitor del sexo contrario de manera subliminal.
Este estudio refleja la idiosincrasia de la atracción y la importancia del aprendizaje sentimental, pues la sensación de familiaridad y de confianza que produce ver rasgos similares incrementa el atractivo sexual. De esta manera, la atracción está determinada no sólo por factores genéticos, sino por el aprendizaje emocional, pues uno tiende a sentirse atraído por aquellas personas que evocan recuerdos positivos.
¿Por qué se tiende a asociar un físico atractivo con una personalidad agradable?
Aunque el cerebro está diseñado para detectar y considerar sexualmente atractivo aquel estímulo que indica un potencial reproductor superior, la preferencia por el atractivo físico no sólo está sustentado por factores biológico-evolucionistas. De hecho, las teorías implícitas de la personalidad definen aquellos sesgos que influyen en la forma en la que se deduce cómo es la personalidad de otra persona a través de, por ejemplo, su físico.
En este sentido, se ha demostrado que se tiende a presuponer características positivas o negativas dependiendo de si la primera impresión fue adecuada o incorrecta (teoría de la consistencia cognitiva). Esta última teoría guarda relación con lo que se conoce como efecto halo:
«es la tendencia a creer que un rasgo positivo –en este caso el físico– anuncia la presencia de otros rasgos positivos que se consideran asociados al primero (p. ej. la simpatía o la afectividad)».
La atracción y la simpatía.
En esta misma línea, se pueden destacar otros fenómenos psicológicos como el efecto de los rasgos del observador (fijarse en un rasgo ajeno con el que uno se identifica, evaluando más positivamente a la persona), el efecto de primacía (otorgarle mayor importancia a la información que se conoció primero) o el estado anímico (p. ej. cuando se tiene un mal día uno tiende a fijarse en los detalles, así como a relacionar a la otra persona con el estado anímico actual).
¿Compartir espacio físico con la misma persona puede incrementar su atractivo?
Las posibilidades de sentirse atraído por alguien con quien se ha coincidido en varias ocasiones se debe a varios factores. El primero sería lo que se conoce como el efecto de la proximidad física, pues facilita la interacción social y el intercambio de estímulos placenteros. Por ejemplo, cuando las casas de un vecindario estaban más próximas, se incrementaban las relaciones amistosas entre los vecinos. En esta línea se encuentra el efecto de la mera exposición, que explica que, si bien estar en la misma sala no tiene por qué suscitar atracción (ya que es necesario el contacto social repetido):
«las personas tienden a sentirse más atraídas por aquellas con las que han coincidido en varias ocasiones».
Esto se debe a que la exposición repetida reduce los sentimientos de ansiedad ante lo desconocido, incrementando la familiaridad. Sin embargo, este incremento en la atracción sólo se da cuando la persona causa una impresión inicial neutral o positiva (que no negativa).
No obstante, cuando se pasa mucho tiempo con una persona, la teoría de la consistencia cognitiva hace que se tienda a restablecer el equilibrio, bien intentando distanciarse de la persona o bien descubriendo que no era tan desagradable como se presuponía.
Por otra parte, el compartir espacio puede suponer que se trata de una persona parecida en otros aspectos como aspiraciones, problemas o ideología. Por ello, esta semejanza puede incrementar la sensación de familiaridad.
Sin embargo, es importante destacar que lo familiar no siempre ha de resultar la opción más atractiva, pues el misterio que rodea a los desconocidos produce altos niveles de dopamina al resultar algo novedoso.
Lo familiar y compartir el mismo espacio no siempre es lo más atractivo.
¿El ciclo menstrual influye en la atracción?
Diversas investigaciones han relacionado el ciclo menstrual con la atracción. Ejemplo de ello es un estudio del Instituto Ludwig Boltzmann de Viena, en el que se pidió a un grupo de hombres que olieran ácidos grasos presentes en las secreciones vaginales de distintas etapas del ciclo menstrual (ovulación, menstruación y otro momento del ciclo).
«Los resultados de este estudio indicaron que el nivel de testosterona masculino aumentaba hasta el doble cuando olían los ácidos grasos propios del periodo de ovulación».
Por su parte, en los días fértiles, las mujeres se decantan por hombres con un físico claramente masculino y facciones simétricas, sintiendo una mayor atracción sexual por el otro sexo. En cambio, en los días no fértiles del ciclo menstrual, la atracción sexual disminuye o se centra en mayor medida en la pareja estable.
Por otra parte, un estudio de la Universidad de Abertay reveló que las mujeres prefieren a un hombre con menor nivel de cortisol (hormona del estrés), especialmente durante la ovulación. Esto no sólo guarda relación con una mejor configuración genética, sino que implica que el hombre es capaz de afrontar mejor el estrés.
¿Es cierto que el sentido del olfato determina la elección de la pareja?
Recientes investigaciones han demostrado que la atracción olfativa podría resultar determinante a la hora de elegir a un compañero. Esto se debe a que, a través de las señales olfativas, las personas pueden detectar los antígenos leucocitarios humanos (HLA), sustancias presentes en fluidos como el sudor y la saliva, que surgen de la formación de anticuerpos y que están relacionas con la respuesta inmune ante cuerpos extraños.
A la luz de estos resultados, el hecho de que olor corporal puede desencadenar una atracción sexual inmediata quedaría justificado porque las personas:
«son capaces de detectar aquellos con antígenos leucocitarios muy diferentes al suyo, unión que incrementaría la resistencia ante patógenos en la descendencia».
Curiosamente, en un estudio de 254 parejas heterosexuales de entre 18 y 50 años, los resultados indicaron que cuanto mayor era la diferencia entre sus HLA, mayor era su deseo y satisfacción sexual. Esto demuestra que el cuerpo sabe antes que uno mismo quién es el compañero adecuado a nivel genético.
Otras investigaciones
En otro estudio de interés se refleja la importancia del olor en la selección de pareja. En este estudio de la Universidad de Berna se llega a la conclusión de que las mujeres que olieron las camisetas sucias de hombres desconocidos prefirieron aquellas cuyo olor a feromonas era diferente al suyo, salvo cuando estaban tomando la píldora, que se decantaron por las que tenían el mismo tipo.
Por su parte, en una investigación de la Universidad de Utah, cuando los hombres fueron expuestos a feromonas femeninas -presentes en el sudor-, se registraron cambios en sus células cerebrales.
La atracción está mediada por las feromonas.
Si bien es cierto que el factor genético juega un papel importante en la percepción del atractivo, existen otros factores como la personalidad o la autoestima que determinan, no sólo el atractivo físico, sino el futuro inmediato de la relación. Por ello, se dedicará próximamente otro artículo para abordar ésta y otras cuestiones.
Referencias Bibliográficas.
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- Delfis, E. (2013). La biología del «sex-appeal»: elección de pareja en humanos. Mètode. Enlace.
- El hombre se siente más atraído hacia la mujer cuando ella está ovulando. (2008). 20 Minutos. Enlace.
- García, I. (s. f.). Las mujeres encuentran a los hombres con un anillo limbal más sanos (y más atractivos). Feminiza. Enlace.
- Gómez Jacinto, L. (2011). Atracción y amor. En M. C. Moya y R. Rodríguez. Fundamentos de psicología social (217-244). Madrid, España: Ediciones Pirámide.
- Monreal, A. (2016). Tres normas sobre la atracción sexual. La Vanguardia. Enlace.
- Rius, M. (2017). Cómo se encarga tu cuerpo de encontrarte la pareja sexual perfecta sin que lo sepas. La Vanguardia. Enlace.
- Ruiz Mitjana, L. (s. f.). Los 7 tipos de atracción que existen (entre personas). Estilo Next. Enlace.
- Ubillos, S., Páez, D. y Zubieta, E. (2004). Relaciones íntimas: atracción, amor y cultura. En D. Páez, I. Fernández, S. Ubillos y E. Zubieta. Psicología social, cultura y educación (511-536). Madrid, España: Pearson Prentice Hall.
Autora.
Mª Victoria Orbe Valls es psicóloga general sanitaria. Está graduada en Psicología por el CES Cardenal Cisneros (Universidad Complutense de Madrid). Cuenta también con los másteres de Psicología General Sanitaria (Universidad Antonio de Nebrija) y Sexología Clínica y Terapia de Parejas (Instituto Superior de Estudios Psicológicos), así como con formación en Mindfulness y grafopsicología. En la actualidad compagina su actividad como psicóloga con la divulgación científica. Es psicoterapeuta en Nuestro Psicólogo en Madrid y colaboradora en este Blog.
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