El burnout o síndrome del desgaste profesional afecta, según la Organización Mundial de la Salud, aproximadamente al 30% de los trabajadores. Pero ¿en qué consiste este síndrome?, ¿qué repercusiones tiene en el trabajador?, ¿es lo mismo que estar estresado o insatisfecho laboralmente? Éstas y otras cuestiones serán abordadas en la presente entrada.
¿Qué es el síndrome del burnout?
El síndrome de desgaste profesional o burnout es un síndrome derivado del estrés crónico laboral que, aunque fue acuñado por primera vez por el psicólogo Herbert Freudenberger en 1974, fue reconocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) el pasado 2019 y su diagnóstico entrará en vigor a partir del 2022, siendo incluido en la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11).
Se trata de un estado de agotamiento emocional por sobrecarga de trabajo que surge como respuesta al estrés laboral crónico. Así, dicho síndrome consta de tres características fundamentales: sentimiento de agotamiento o falta de energía; sentimientos negativos o cinismo respecto al trabajo, distancia mental respecto al mismo; y una reducción de la eficacia laboral.
“Consiste un estado de agotamiento emocional debido a la discrepancia entre la demanda laboral y la capacidad de afrontamiento percibida, soliendo darse en mayor proporción en el sector servicios”.
Cabe destacar que el burnout suele darse con más frecuencia ante situaciones laborales que exigen un alto intercambio relacional. Por ello, el perfil habitual de personas que padecen el síndrome de desgaste profesional es de trabajadores del sector servicios (p. ej. psicólogos, médicos, psicólogos, docentes, etc.), normalmente mujeres de entre 30 y 50 años sin pareja o con poco apoyo familiar y sin patologías previas.
Tipos de burnout.
El síndrome de desgaste profesional ha sido analizado por diferentes autores, destacando la tipología recogida por Gillespie en 1980:
- Burnout activo: En este caso, la persona aún conserva una actitud asertiva y mantiene las relaciones sociales, incluyendo a sus compañeros, sin mostrarse indolente o insensible con los receptores del servicio. Los problemas son percibidos como externos al trabajador (p. ej. a nivel organizacional o elementos externos a la profesión).
- Burnout pasivo: Es la tipología más perjudicial para el afectado, ya que su actitud pesimista y derrotista hace que termine mostrándose apático y deshumanice a los receptores del servicio. El trabajador se distancia de su trabajo y relaciona su malestar con factores psicosociales (p. ej. inseguridad en el trabajo, sobrecarga o conflicto con la autoridad). Suele aparecer tras haber sufrido el burnout activo de manera sostenida.
“Los síntomas del burnout terminan afectando a la esfera personal del trabajador, por lo que entre el 5% y el 10% de las personas afectadas terminan dejando el trabajo”.
(1) – Burnout con actitud pesimista y derrotista
Diferencias del burnout con otros problemas emocionales.
El síndrome de desgaste profesional guarda ciertas similitudes con otros problemas que afectan al trabajador como el estrés, la fatiga física, la depresión o el tedio.
Fatiga física.
En primer lugar, para diferenciar la fatiga física del síndrome de desgaste profesional, es importante destacar que la fatiga física puede solventarse más rápidamente y no conlleva sentimientos de fracaso, pues el trabajador siente que puede realizarse a nivel personal.
Estrés.
Por otra parte, cabe destacar que el estrés tiene tanto efectos negativos como positivos, pues impulsa a trabajar con mayor diligencia y eficacia que cuando se cuenta con más tiempo. Sin embargo, el burnout sólo tiene efectos negativos, pues la persona cree que su situación laboral no podrá mejorar, lo que le lleva a dejar de implicarse y a sufrir desgaste emocional.
En cambio, el estrés genera una sobreimplicación e hiperactividad emocional y puede darse en cualquier ámbito de la vida (no sólo en el laboral, como ocurre en el burnout). No obstante, la mayor diferencia reside en que el estrés se trata de una inadaptación temporal, que afecta más a nivel fisiológico que emocional; mientras que el burnout es un agotamiento fruto del estrés crónico.
“La diferencia principal entre el estrés y el síndrome de desgaste profesional es que el estrés genera una sobreimplicación e hiperactividad emocional; mientras que el burnout conduce a la falta de implicación reiterada”.
Depresión.
Respecto a las diferencias entre el burnout y la depresión, aunque ambos casos coinciden en el cansancio emocional, en la depresión predomina el sentimiento de culpa; en cambio, en el síndrome de desgaste profesional predomina la cólera, aunque también puede llevar a la persona a sufrir depresión. Asimismo, la depresión abarca más aspectos personales, además del laboral.
Tedio.
Por último, cabe destacar que, si bien el síndrome de desgaste profesional conlleva que el trabajador sienta desmotivación por su trabajo, el origen es diferente: el tedio es debido al desinterés por el propio trabajo; mientras que el burnout se desarrolla a causa de la presión emocional que se siente al considerar que no se puede llegar a hacer todo lo bien que se querría el propio trabajo.
Síntomas del burnout o síndrome de desgaste profesional.
Una vez la persona sufre el síndrome de desgaste profesional, lo habitual es que muestre los siguientes síntomas:
A nivel emocional.
Debido al desgaste laboral, el trabajador siente un intenso agotamiento a todos los niveles (mental, emocional y físico), lo que despierta en él un sentimiento de impotencia y fracaso al no sentirse capaz de revertir la situación. Así, comienza a desmotivarse y a sentir desinterés por su trabajo, pues la persona no se siente realizada y va perdiendo la esperanza de poder mejorar su situación en la empresa, mermando su autoestima.
(2) – Burnout con desmotivación y baja autoestima
Como cabe esperar, todo ello puede derivar en distintos trastornos psicológicos como depresión o la ansiedad debido al pesimismo que termina invadiendo al trabajador, quien, a su vez, puede mostrarse nervioso, irritable e incluso agresivo debido a la impaciencia e intolerancia hacia los errores, así como a los cambios de humor que puede experimentar.
A nivel cognitivo.
El estrés y la saturación mental causan olvidos frecuentes en el trabajador, quien también siente una falta de concentración debido a su agotamiento y desmotivación. Todo ello, influye negativamente en la creatividad y redunda en la pérdida de valores del trabajador, perjudicando su productividad.
“El síndrome de desgaste profesional se vive como un fracaso profesional, pero también personal”.
A nivel social.
Debido al agotamiento, la persona va dejando su vida personal de lado progresivamente, sin darse cuenta, de forma que termina viviendo para trabajar. Por otra parte, su comunicación con los compañeros termina siendo deficiente, debido a su impaciencia e irritabilidad.
A nivel laboral.
La falta de motivación personal causa la baja productividad e ineficacia del trabajador, quien se aburre con sus tareas y opta por el absentismo cuando tiene cabida. Además, su falta de concentración le lleva evitar la toma de decisiones y a cometer infracciones, pues no le presta tanta atención a las normas, lo que puede ocasionar accidentes.
A nivel de salud.
El síndrome de desgaste profesional sostenido en el tiempo suele terminar afectando a la salud del trabajador, llevándole a sufrir somatizaciones que pueden originar trastornos del sueño o digestivos, dolor muscular, cefaleas, cambios en el apetito importantes, trastornos menstruales, problemas sexuales, urticarias, etc. Aparte de las somatizaciones, la persona puede recurrir a conductas desadaptativas en pos de evadirse de su malestar y poder continuar desempeñando su trabajo (p. ej. consumo excesivo de cafeína, tabaco o alcohol).
(3) – Burnout y abuso de sustancias (alcohol, café, drogas…)
¿Cómo se llega a sufrir el síndrome de desgaste profesional?
El síndrome de desgaste profesional no es un problema que aparece repentinamente, sino que va desarrollándose de forma paulatina, conforme van cambiando las expectativas del trabajador y va percibiendo su realidad laboral de forma negativa. De esta forma, se ha encontrado que el burnout tiene las siguientes fases en su desarrollo:
Fase inicial o de entusiasmo.
Cuando el trabajador comienza su andadura laboral, lo habitual es que se encuentre entusiasmado, con una gran energía y positividad que facilita que se entregue a su trabajo, llegando a alargar su jornada laboral sin concederle ningún tipo de importancia.
Fase de estancamiento.
Es en esta fase cuando el trabajador percibe un desajuste entre su esfuerzo y la recompensa obtenida, no cumpliéndose sus expectativas iniciales y apreciando las contraprestaciones del empleo, con la consiguiente pérdida de idealismo y entusiasmo. Dicho desequilibrio entre las demandas de la empresa y el esfuerzo realizado genera estrés a nivel laboral, lo que suele llevar a plantearse la necesidad de ciertos cambios como, por ejemplo, la disminución de actividad profesional.
Fase de frustración.
Una vez llegados a este punto de desilusión, la salud de la persona puede comenzar a resentirse a nivel físico, mental y emocional, pues todo se vuelve fuente de conflictos e irritaciones a causa de un trabajo que considera un sin sentido.
“El curso del burnout es insidioso y varía de intensidad, lo que puede llevar a confundirlo con un desgaste propio de la profesión”.
Fase de apatía.
Lo que más caracteriza a esta fase es la adopción de estrategias defensivo-evitativas ante las tareas que se consideran estresantes. El trabajador comienza a distanciarse de su trabajo, mostrando desinterés, optando por el automatismo y el alejamiento en el trato con el cliente.
Etapa de distanciamiento.
Una vez llegados a este punto, la frustración a nivel laboral ya se ha vuelto crónica, ocasionando el colapso emocional y cognitivo, haciendo que la persona tenga sentimientos de vacío, así como diversos problemas de salud, razones que le pueden llevar al abandono del empleo a causa del distanciamiento emocional y la propia desvalorización profesional.
(4) – Burnout en sanitarios, policías y bomberos.
¿Los autónomos padecen burnout con más frecuencia?
Aunque el ser trabajador por cuenta propia conlleva ventajas como la flexibilidad horaria, también supone una serie de inconvenientes como, por ejemplo, los ingresos fluctuantes. Dicha inestabilidad laboral puede llevar al autónomo a hacer una mala gestión del tiempo, a procrastinar o incluso a padecer ansiedad.
De hecho, según un estudio del hospital de Bellvitge (Barcelona, España), este colectivo tiene una mayor vulnerabilidad a la hora de sufrir problemas de salud mental (desde ansiedad hasta esquizofrenia), lo que supone una mayor vulnerabilidad para aproximadamente 3.290.000 trabajadores (el 17,3% de la población ocupada). De hecho, suelen precisar más bajas laborales que los asalariados, sin embargo, la realidad es que suelen darse menos de baja, pero lo hacen durante más tiempo.
“Los trabajadores autónomos tienen el doble de posibilidades de necesitar una baja laboral de larga duración debido a problemas de salud mental”.
Respecto al síndrome de desgaste profesional, suele aparecer debido a lo que algunos profesionales han denominado de manera coloquial el síndrome del autónomo, pues sus condiciones laborales suelen llevar a sentir un exceso de responsabilidad, necesidad de control (incluso de lo que no depende de uno mismo) e incapacidad para desconectar, sobrecargándose de trabajo por el miedo a defraudar, a perder clientes y a no ser capaz de cubrir los propios gastos.
Pero, ¿qué puede hacerse para mejorar el bienestar del trabajador y prevenir este síndrome? Para responder a esta pregunta, es necesario también poner de relieve el origen del burnout, cuestiones que serán comentadas en una próxima entrada.
(5) – El burnout afecta a trabajadores autónomos con frecuencia.
Referencias bibliográficas.
- Balears, I. (2012). Burnout y prevención de riesgos laborales, seguridad y salud, 133–154.
- El síndrome del autónomo. (2015). Psicóloga Zoraida Rodríguez. Enlace.
- Fanjul, S. C. (2016). Ser autónomo perjudica seriamente la salud mental. El País. Enlace.
- Fidalgo, M. (2003). NTP 704 : Síndrome de estar quemado por el trabajo o “burnout” (I): definición y proceso de generación. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales España.
- Guía sobre el Síndrome de Quemado (Burnout). (2006). UGT.
- Los autónomos, víctimas del ‘burnout’. (s. f.) YoSoyAutónomo.com. Enlace.
- La OMS clasifica el ‘burnout’ como una enfermedad. (2019). Forbes. Enlace.
Autora.
Mª Victoria Orbe Valls es psicóloga general sanitaria. Está graduada en Psicología por el CES Cardenal Cisneros (Universidad Complutense de Madrid), cuenta también con los másteres de Psicología General Sanitaria (Universidad Antonio de Nebrija) y Sexología Clínica y Terapia de Parejas (Instituto Superior de Estudios Psicológicos), así como con formación en Mindfulness y grafopsicología. En la actualidad compagina su actividad como psicóloga con la divulgación científica. Ha colaborado en el Blog de Nuestro Psicólogo en Madrid.
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- (1) – Imagen de Espartacus en Midjourney.
- (2) – Imagen de Espartacus en Midjourney.
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- (4) – Imagen de Espartacus en Midjourney.
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