Saltar al contenido

Fobias durante la pandemia de coronavirus: Hafefobia, agorafobia e hipocondría.

    Fobias durante la pandemia por coronavirus

    En la entrada de hoy se hablará sobre las fobias durante la pandemia de coronavirus y sobre las herramientas que puede proporcionar el psicólogo para ayudar a superar trastornos como la hafefobia, la agorafobia y la hipocondría.

    Con el incremento significativo del estrés que ha supuesto la llegada de la pandemia, las personas han sufrido un importante miedo al contagio y han tenido que adoptar una serie de medidas prolongadas a lo largo del tiempo. Todo ello ha hecho que el número de casos de trastornos de ansiedad se dispare, potenciado la aparición de ciertas fobias por miedo al contagio.

    ¿Qué es una fobia?

    La fobia es un tipo de trastorno de ansiedad en el que la persona siente un miedo intenso y desproporcionado, ya que no se corresponde con el peligro real que supone lo temido. Cabe destacar que, si bien la persona suele ser consciente de que se trata de un miedo hasta cierto punto irracional, la presencia y/o anticipación de la situación o el objeto temido desencadena una respuesta exagerada de miedo en la persona, reacción que resulta muy difícil de controlar sin las herramientas adecuadas, pudiendo llegar a provocar un ataque de pánico en los casos más graves.

    “La fobia es uno de los trastornos psicológicos más frecuentes. De hecho, se estima que alrededor del 6% de la población tiene alguna fobia”.

    Diferencia entre miedo natural y fobia.

    Una vez llegados a este punto, muchas personas se preguntan cuál es la diferencia entre un miedo natural -aunque exagerado- y una fobia. El miedo es una emoción básica presente en todos los seres humanos que ha propiciado la supervivencia de la especie: sirve para alertar del peligro, preparando al organismo para enfrentarse a él o evitarlo si es preciso. Se trata, por lo tanto, de una emoción adaptativa.

    Sin embargo, la fobia es la ansiedad (reacción de miedo irracional y persistente) ante situaciones u objetos concretos, lo que hace que la persona termine evitando el estímulo fóbico, con las consiguientes limitaciones que conlleva en su vida. En resumen, la fobia es un miedo que da lugar a un intenso malestar y que supone una limitación o deterioro de la vida personal, social o laboral del afectado.

    Aunque existen numerosos tipos de fobias, la presente entrada versará sobre la hafefobia, la agorafobia y la hipocondría, debido al incremento que se ha encontrado en las consultas psicológicas a raíz de la pandemia de COVID-19.

    Las fobias durante la pandemia de coronavirus.

    La pandemia de coronavirus está provocando numerosos problemas en la sociedad. Con los miles de fallecidos, la economía en crisis y una vida restrictiva, muchas personas están empezando a desarrollar problemas psicológicos como fobias. A este respecto, es importante señalar que, aunque estos miedos existían antes de la pandemia, lo cierto es que el miedo al contagio ha potenciado aquellas fobias que tienen que ver con la salud (p. ej. la hipocondría) o el contacto social (p. ej. la hafefobia).

    Fobias y Coronavirus
    (1) – Las fobias han aumentado durante la pandemia de coronavirus.

    ¿Qué es la hafefobia?

    La hafefobia es el miedo irracional y desproporcionado al contacto físico con los demás, es decir, a ser tocado o a tocar a los demás. De esta manera, situaciones cotidianas propias de una interacción normal como abrazar a otro o dar un apretón de manos genera ansiedad incluso con los allegados.

    La pandemia por coronavirus ha propiciado la relación entre el contacto físico y el riesgo al contagio, lo que ha llevado a ciertas personas a obsesionarse con la necesidad de distancia social, llegando incluso a temer el contacto incluso con personas convivientes y que no suponen un riesgo al tomar las precauciones debidas.

    “La hafefobia por coronavirus surge como mecanismo de defensa ante el miedo al contagio, provocando que la persona tome más medidas de protección que las normales”.

    Cabe destacar que esta fobia se hace más evidente cuando se está en lugares donde no se posible mantener la distancia de seguridad (transporte público, ascensor…). Además, la hafefobia se ha detectado con más frecuencia en niños y ancianos.

    Cómo detectar la agorafobia.

    El término agorafobia proviene del griego “phobos” (temor obsesivo) y “ágora” (plaza pública), lo que se puede traducirse como miedo a los espacios abiertos. En este caso, más que el temor al lugar en sí mismo, es a lo que le rodea:

    “la agorafobia se debe a la percepción de ausencia de control en un espacio abierto o con multitudes, especialmente ante caso de peligro”.

    De esta manera, sitios concurridos como centros comerciales y mercados, o lugares de los que no es sencillo salir como el transporte público o un avión, se terminan convirtiendo en lugares a evitar, condicionando gravemente la propia capacidad de acción y el estilo de vida del afectado junto con el de su entorno (p. ej. al depender de ellos para poder salir de casa).

    Desgraciadamente, a pesar de la desaparición del coronavirus, una vez se ha manifestado la fobia, ésta no desaparece por sí sola: al igual que hay personas que continúan lavando su compra al llegar a casa aunque las autoridades sanitarias han indicado que no es necesario, habrá personas que continúen sufriendo ataques de pánico debido a su miedo a sentirse atrapadas o indefensas en la calle.

    Manifestaciones de la hipocondría.

    La hipocondría es el miedo irracional y la preocupación excesiva a padecer algún tipo de enfermedad grave. Este miedo lleva a las personas a analizar continuamente su cuerpo a fin de detectar indicios de algún tipo de enfermedad, lo que suele causar visitas continuas al médico, así como la búsqueda incesante de información relacionada con la enfermedad que se cree padecer.

    Hipocondría y Coronavirus
    (2) – Hipocondría y epidemia por coronavirus

    Al igual que en las anteriores fobias, la ansiedad provocada por el miedo a la enfermedad es intensa, desproporcionada y persistente (esto es, que debe padecerse durante al menos los últimos seis meses).

    “Es normal que la precaución para evitar los contagios pueda llevar a sentir algo de ansiedad, pero aquellos que padecían fobias han visto sus síntomas acrecentados a raíz de la pandemia”.

    Síntomas de las fobias.

    Los síntomas pueden agruparse según el tipo de respuesta que manifiesta el afectado:

    • A nivel fisiológico: El organismo incrementa su actividad fisiológica, provocando síntomas propios de la ansiedad como taquicardia, sudoración, sequedad de boca, etc.
    • En el nivel cognitivo: Los pensamientos se vuelven negativos e incluso catastrofistas ante la presencia del estímulo fóbico o por la mera anticipación del mismo.
    • A nivel conductual: Las conductas relacionadas con el estímulo fóbico son de evitación o escape, al considerar que no se cuenta con los suficientes recursos como para hacer frente a la situación temida.

    “Normalmente, las fobias aparecen durante la adolescencia o los primeros años de adultez, aunque también son frecuentes en la tercera edad al sentirse más vulnerable”.

    ¿Por qué se desarrolla una fobia?

    Las fobias se deben a la asociación entre el estímulo fóbico y el peligro potencial que éste representa. Dicha asociación puede darse de diferentes maneras:

    • Modelado: En ocasiones, las fobias pueden provenir de los mensajes que los progenitores han dado a sus hijos (p. ej. al reaccionar con angustia ante cualquier dolor del niño).
    • Aprendizaje vicario: El haber visto cómo un ser querido se contagiaba tras mantener contacto físico con una persona infectada puede disparar el miedo al contagio, desencadenando alguna de las fobias anteriormente comentadas.
    • Situación traumática: En estos casos, la pérdida de un familiar por COVID-19 o el haberse contagiado y no querer volver a hacerlo, etc.

    ¿Qué factores influyen en su mantenimiento?

    También existen otros factores que facilitan el desarrollo y/o mantenimiento de las fobias:

    • Personalidad y autoestima: Se ha encontrado que el exceso de autocontrol, la baja tolerancia a la incertidumbre, la rumiación y la baja autoestima pueden hacer que determinadas amenazas sean percibidas de forma más peligrosa. Asimismo, ser una persona con tendencia a la ansiedad puede facilitar la aparición de determinadas fobias.
    • Beneficio secundario: Más que influir en el desarrollo de una fobia, los beneficios secundarios actúan como mantenedores de la misma. Un beneficio bastante frecuente es recibir una mayor atención y cuidados por parte de los familiares, lo que puede hacer que la persona obtenga cierto beneficio a causa de su dolencia.
    Fobias durante la pandemia
    (3) – Fobias durante la pandemia

    En resumen, la educación y el bagaje vital harán que la persona termine asociando ciertos estímulos (situaciones u objetos) con un peligro potencial. El deseo de control y la tendencia a la rumiación unidos a una baja autoestima dificultarán el afrontamiento de estas situaciones, haciendo que la persona evite y escape del estímulo fóbico al considerar que no tiene suficientes estrategias para solventar la situación.

    “Al igual que ocurre con cualquier trastorno, existen ciertos beneficios que pueden influir en el mantenimiento de la fobia en cuestión”.

    Las consecuencias de las fobias.

    Aunque cada fobia tiene sus particularidades, las consecuencias de las fobias son similares:

    • Excesiva preocupación e hipervigilancia: El miedo a un estímulo fóbico presente en las rutinas diarias de la persona hace que ésta pase gran parte del día pensando cómo puede evitar dicho estímulo, así como anticipando las terribles consecuencias de que se diera la situación temida.
    • Ataques de ansiedad: El encontrarse con el estímulo fóbico puede provocar síntomas como la aceleración de la frecuencia cardiaca, sensación de inestabilidad, sudoración excesiva… En los casos más extremos, la persona puede llegar a sufrir un ataque de ansiedad y tener la sensación de ahogo y de pérdida de control.
    • Deterioro de las relaciones sociales: El deterioro en las relaciones sociales suele deberse al aislamiento en pos de evitar el estímulo fóbico (p. ej. el contacto físico en el caso de la hafefobia), así como por la incomprensión por parte de los allegados, que no se adaptan al nuevo estilo de vida del afectado. Por otra parte, la exposición al estímulo fóbico puede provocar una reacción agresiva por parte del afectado, buscando defenderse.

    Otras consecuencias psicológicas.

    • Dependencia: Este deterioro en las relaciones sociales también puede deberse al exceso de dependencia de las personas de su entorno (p. ej. en la agorafobia), lo que inevitablemente termina repercutiendo negativamente en la propia autoestima.
    • Merma de la autoestima: La constante preocupación impide llevar una vida normal, lo que hace que la persona lamente no poder controlar las situaciones como sí hace el resto de gente de su alrededor, dañando por ello su autoestima.
    • Problemas de salud: La ansiedad que caracteriza a las fobias aparece asociada a somatizaciones, lo que puede terminar ocasionando problemas de salud si la situación se cronifica.
    • Abuso de sustancias: La necesidad de llevar una vida normal y de evadirse de un nuevo estilo de vida asfixiante puede hacer que la persona recurra al abuso de alcohol u otras drogas.
    Fobias y abuso de sustancias
    (4) – Fobias y abuso de sustancias

    ¿En qué consiste la terapia psicológica en los casos de fobias?

    En primer lugar, el psicólogo ha de valorar la sintomatología del afectado a distintos niveles para determinar la intervención más adecuada para su caso. Después, el profesional facilitará una serie de herramientas que servirán para recuperar la propia autonomía y ganar independencia. A continuación, aparece reflejada la línea básica del tratamiento:

    • Fisiológico: Se ponen en práctica distintas técnicas de relajación para controlar la hiperactivación.
    • Cognitivo: Se trabajan los pensamientos que desencadenan el proceso de ansiedad a través de la gestión emocional y la reestructuración de los pensamientos negativos e interpretaciones catastróficas.
    • Conductual: Durante la terapia, la persona adquiere las suficientes estrategias y seguridad en sí mismo como para poder aproximarse poco a poco a su miedo.

    “El tratamiento cognitivo-conductual es habitualmente la terapia de elección para las fobias.”

    De esta manera, la terapia psicológica busca que el afectado:

    • Supere el miedo.
    • Aprenda a gestionar sus emociones.
    • Gane autoconfianza.
    • Recupere el control sobre la propia vida.

    Referencias bibliográficas.

    • American Psychiatric Association (2014). DSM-5: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5ª ed.). Madrid, España: Editorial Médica Panamericana.
    • Hafefobia, o miedo a tocar y ser tocado. (s. f.). Hogarmania. Enlace.
    • Hernán, P. (2021). ¿Has oído hablar de la hafefobia, el nuevo miedo que ha aumentado con la pandemia? Hola. Enlace.
    • Nardone, G. (2020). Miedo, pánico, fobias: La terapia breve. Herder.
    • Tavera, R. (2020). Hafefobia, agorafobia y el síndrome de la cabaña, los males potenciados por la COVID-19. Diario de Sevilla. Enlace.

    Autora.

    Mª Victoria Orbe Valls - Psicóloga Clínica

    Mª Victoria Orbe Valls es psicóloga general sanitaria. Está graduada en Psicología por el CES Cardenal Cisneros (Universidad Complutense de Madrid), cuenta también con los másteres de Psicología General Sanitaria (Universidad Antonio de Nebrija) y Sexología Clínica y Terapia de Parejas (Instituto Superior de Estudios Psicológicos), así como con formación en Mindfulness y grafopsicología. En la actualidad compagina su actividad como psicóloga con la divulgación científica. Es colaboradora en el Blog de Nuestro Psicólogo en Madrid.


    Otros artículos de la misma autora.


    Galería de imágenes.

    Artículos relacionados.

    Visited 9 times, 1 visit(s) today