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¿Cómo identificar a un niño superdotado?

    Cómo identificar a un niño superdotado

    En un artículo anterior se explicaron las características del niño superdotado y/o con altas capacidades. En este artículo, se hablará sobre cómo identificar a estos niños y la importancia de hacerlo de forma precoz.

    ¿Es recomendable evaluar si un niño es superdotado?

    El entorno familiar y escolar suelen ser los primeros en detectar la precocidad intelectual del menor en su desarrollo lingüístico, rapidez en el aprendizaje, madurez en el razonamiento, etc.

    No obstante, son muchos los padres que dudan sobre la necesidad de evaluar las destrezas cognitivas de sus vástagos debido, quizás, a que consideran que dicha información no va a producir cambios en sus hijos. En este sentido, es conveniente recalcar que el descubrir el verdadero potencial intelectual del menor ayudará, no sólo a comprender sus propias vivencias, sino que también dará pie a poder iniciar una intervención psicopedagógica a nivel escolar.

    «Es importante evaluar precozmente a los niños que muestran signos de altas capacidades».

    Antes de dicha intervención, los padres han de acompañar a su hijo a un psicólogo para que evalúe sus capacidades. Respecto a la valoración diagnóstica necesaria para conocer la elevada capacidad intelectual del niño (general o aptitudinal), el profesional deberá enfocar la evaluación en pos de evidenciar no sólo su perfil cognitivo mediante pruebas objetivas, sino también el tipo de intervención que requerirá dependiendo de su personalidad (p. ej. capacidad de gestión emocional) y de su entorno (p. ej. nivel del centro escolar).

    El niño superdotado se manifiesta precozmente

    (19 – El niño superdotado se manifiesta de forma muy precoz.

    Signos que delatan al niño superdotado en sus diferentes edades.

    A continuación, se detallarán algunos signos que pueden significar que se trata de un niño superdotado. Estos signos son diferentes según la edad del niño:

    Hasta los dos años.

    • Son bebés muy demandantes y que se sobrestimulan fácilmente.
    • Tienen un alto nivel de coordinación psicomotriz (p. ej. levantan la cabeza antes del primer mes de vida).
    • Dicen su primera palabra entorno a los cinco meses de vida, siendo capaces de mantener una conversación a los dos años con un amplio vocabulario para su edad.

    «Muestran un amplio vocabulario a una edad muy temprana».

    A los dos años y medio.

    • Dibujan la figura humana. Realizan puzles de veinte piezas.
    • Memorizan cuentos, refranes y canciones.
    • Saben contar hasta diez.

    «Muestran una gran facilidad para memorizar cuentos, poemas o canciones».

    A los tres años.

    • Aprenden a leer y escribir de forma autodidacta.
    • Muestran una especial curiosidad por aprender.

    Entre los cuatro y los seis años.

    • Tienen una memoria privilegiada, siendo capaces de recordar imágenes, sonidos y objetos con gran precisión.
    • Muestran una curiosidad insaciable y una gran imaginación y creatividad (p. ej. crean sus propias historias).
    • Leen fluidamente desde los cuatro años y disfrutan leyendo.
    • Muestran una comprensión rápida e intuitiva.
    • Reaccionan de forma exagerada ante estímulos fuertes (hipersensibilidad sensorial).
    • Experimentan las emociones de manera intensa (p. ej. reaccionan de forma exagerada a una película triste) y tienden a preocuparse.
    • Identifican las emociones ajenas con precisión.
    • Comprenden y manejan conceptos abstractos complejos, mostrando preocupación por cuestiones existenciales (p. ej. sobre el origen humano o la muerte).

    «Se plantean dudas o conceptos abstractos que son muy poco frecuentes en niños de su edad».

    Con más de seis años.

    • Muestran poco interés por las aficiones propias de su edad (p. ej. deportes o dibujos animados). Disfrutan con actividades más adultas (p. ej. ajedrez, cálculo, pintura o música) y, por ello, se sienten más cómodos relacionándose con personas de mayor edad.
    • Son independientes, autocríticos, perfeccionistas y competitivos, por lo que pueden tener rabietas al perder o no saber hacer algo (esto se debe a que están acostumbrados a realizar tareas que son capaces de resolver con facilidad, no habiendo desarrollado por ello tolerancia a la frustración). También tienen capacidad de liderazgo.

    «Suelen ser perfeccionistas y competitivos».

    • Poseen su propio sentido de la justicia, de forma que pueden cuestionar las normas o a la autoridad si consideran que las normas no tienen sentido.
    • Muestran gran habilidad metacognoscitiva (recuerdan los problemas resueltos, conectan distintos conceptos, plantean y resuelven problemas nuevos). Les gusta buscar diferentes soluciones a un único problema, mostrando gran creatividad.
    El niño superdotado Samuel Reshevsky

    (2) – El ajedrecista Samuel Reshevsky jugando simultáneas a los 5 años

    Posibles errores al diagnosticar a un niño superdotado.

    El comportamiento de los niños superdotados guarda cierta similitud con otros diagnósticos, algo que deben tener en cuenta tanto el psicólogo como el profesorado. Por ello, debe realizarse un diagnóstico diferencial muy preciso.

    ¿Cómo puede distinguirse la precocidad intelectual de la superdotación?

    Es necesario aclarar que la precocidad intelectual es un fenómeno evolutivo, pues el niño demuestra habilidades, aptitudes o capacidades antes de lo esperable biológicamente (p. ej. comienza a andar antes del año, a construir frases antes del año y medio, a controlar sus esfínteres antes del año y medio, etc.). Así, estos niños muentran un comportamiento y una capacidad de aprendizaje similar a niños de mayor edad.

    Si bien es cierto que estos niños presentan un mayor número de recursos intelectuales en comparación con sus compañeros, su capacidad intelectual es completamente normal, pues no se trata de un fenómeno cognoscitivo, sino que el menor presenta una mayor madurez de los sistemas neuromotores y neurosensoriales. Entonces, ¿cómo se puede diferenciar la precocidad intelectual de la superdotación?

    «No siempre la precocidad intelectual es sinónimo de ser superdotado».

    En este caso, sería fundamental supervisar el desarrollo del niño a lo largo del tiempo pues, en el caso de la precocidad intelectual, el menor se terminaría equiparando con el resto de sus compañeros una vez finalizado el proceso de maduración de los recursos físicos e intelectuales (salvo que el niño sufriera trastornos psicológicos adicionales). No obstante, ante la duda, se recomienda realizar una intervención educativa de acuerdo con su presente nivel, independientemente de su evolución futura.

    ¿Cómo diferenciar si tiene TDAH o es un niño superdotado?

    La conducta de un niño superdotado en clase tiene puntos comunes con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH), por ejemplo, la falta de atención, la poca persistencia en tareas irrelevantes para él, la desorganización o conflictos con los profesores por olvidar tareas, preguntar en exceso o molestar a sus compañeros.

    En primer lugar, el niño con TDAH se distingue por su dificultad para mantener su nivel atencional en todas las tareas, incluso cuando ésta es de su interés. Además, el niño con TDAH necesita ser recompensado por las tareas que va realizando poco a poco; mientras que el niño superdotado responde de manera normal independientemente de si va a ser recompensado antes o después de terminar la tarea.

    «La falta de atención en clase puede llevar al error de confundir al niño superdotado con el que tiene TDAH».

    Asimismo, el niño superdotado se caracteriza por planificar las tareas. Tiene una inteligencia práctica alta y despunta en el razonamiento abstracto. En cambio, un niño con TDAH muestra valores normales y le cuesta planificar las tareas.

    No obstante, un niño puede ser superdotado y tener TDAH simultáneamente (doble excepcionalidad). Por ello, para asegurarse del correcto diagnóstico, ante la duda, es recomendable acudir a un psicólogo. De esta manera podrá evaluar al niño correctamente, ofreciendo a los padres y profesores una serie de pautas con las que mejorar el rendimiento académico del menor.

    TDAH vs Niño superdotado

    (3) – Es necesario el diagnóstico diferencial con el TDAH

    ¿Cómo se comportan los niños superdotados en el ámbito escolar?

    Si hay algo que caracteriza al niño superdotado es su interés por el aprendizaje, de manera que aprenden rápidamente, relacionando los contenidos de las distintas materias. No obstante, su gran motivación y capacidad para memorizar pueden transformarse en desgana cuando la tarea no supone un reto o no despierta un interés especial en el niño al ser considerada aburrida o rutinaria.

    «Su gran interés por el aprendizaje puede transformarse en apatía cuando la tarea no supone un reto para él».

    Esta desgana es percibida por el profesor cuando el niño no termina las tareas que no son de su agrado o cuando el alumno se muestra aburrido y distraído en clase. Es importante señalar que, aunque aparentemente el niño no está atento y está realizando otras actividades, sigue siendo capaz de captar lo que ocurre en su entorno y, además, estimularse a través de otras actividades (p. ej. movimientos).

    Algunos rasgos típicos del niño superdotado en la escuela.

    En este sentido, se puede percibir la gran autonomía e independencia con la que se desenvuelve el menor, quien se muestra igual de exigente consigo mismo y con los demás, lo que puede llevarle a mostrarse intransigente con aquellos compañeros menos dotados y a probar al profesor, cuestionando las normas o el método de enseñanza.

    «El niño superdotado es tan exigente consigo mismo como con los demás, a los que mide con sus mismas capacidades».

    El niño superdotado puede dar la imagen de ser una persona desobediente y retadora, que busca imponer su criterio a toda costa. Sin embargo, aunque pueda aparentar cierta soberbia y desdén por las normas, en realidad, lo único que pretende es seguir aquellas normas que tengan una razón de ser, es decir, que él sea capaz de comprender.

    De hecho, tal es su capacidad lógica y oral, que sus intervenciones en clase suelen ser sobresalientes -demostrando con ello sus dotes para la negociación y su capacidad de liderazgo-, llegando a desconcertar a profesores y compañeros.

    En contraposición con sus brillantes exposiciones, los profesores pueden encontrarse a alumnos con disgrafía, es decir, que tienen mayor dificultad para reflejar sus ideas por escrito debido a la disincronía característica de los superdotados (desfase en el desarrollo de su capacidad intelectual con el desarrollo físico, emocional y social).

    En lo que respecta a las relaciones sociales en la escuela, sus problemas principales pueden deberse a la falta de intereses comunes y/o a su falta de tolerancia a la frustración, lo que puede llevarle a mostrarse demasiado crítico con el resto (p. ej. al perder en una actividad de grupo) y a tener mala relación con sus compañeros.

    El niño superdotado puede mostrar aburrimiento en clase

    (4) – El niño superdotado puede mostrar aburrimiento en clase.

    ¿Qué pueden hacer los padres y el profesorado para contribuir al correcto desarrollo del niño superdotado?

    Explicarle las normas y mandatos que se le dan.

    El niño superdotado quiere entender aquello que se le pide para llevarlo a cabo. Por ello, es preferible responder las dudas del niño en lugar de imponer la autoridad sin atender sus preguntas.

    No caer en la sobreprotección ni en la hiperexigencia.

    Al igual que el resto de los niños, necesita que se le permita ser como es, sin abrumarle con unas expectativas tan altas que le genere ansiedad.

    Ayudarle a canalizar su potencial intelectual y emocional.

    Al igual que cualquier otro niño de su edad, necesita el apoyo de los adultos y que éstos se interesen por él. Para evitar el aburrimiento del niño, es necesario ofrecerle un abanico de intereses con los que poder desarrollar su intelecto a su ritmo, sin frenar su voracidad intelectual ni tampoco obligándole a participar en numerosas actividades extraescolares que no son de su interés.

    «No se debe frenar la voracidad intelectual del niño superdotado, pero tampoco apuntarle a actividades que no le gustan».

    Permitirle desarrollar sus propios intereses.

    En ocasiones, los padres intentan que el niño adopte intereses propios de otros niños de su edad (p. ej. hacer deportes en lugar de estudiar el sistema solar), a fin de que mejoren una adaptación social que muchas veces no está dañada, ya que los niños superdotados suelen tener una elevada inteligencia emocional.

    Además, este intento por cambiar sus gustos sólo generará desencuentros y sentimientos de incomprensión y soledad en el niño, que crecerá con el mensaje de que debe fingir ser como el resto para poder encajar, lo que repercutirá negativamente en su autoestima.

    Contarle lo que le ocurre.

    El entender por qué es diferente a otros niños y por qué percibe mucha más información que los demás (la cual a veces no es capaz de gestionar) le ayudará a conocerse y aceptarse a sí mismo.

    ¿Qué estrategias se pueden llevar a cabo a nivel educativo para potenciar las capacidades del niño?

    • Agrupamiento: En este caso, se agrupa a los alumnos superdotados en una asignatura, aula o, incluso, en un colegio. Actualmente España no cuenta con este tipo de colegios. En otros países como Israel, Rusia y EE.UU. sí se hace. Por su parte, Inglaterra cuenta con una larga tradición de agrupar a niños con talento.
    Es bueno agrupar niños superdotados

    (5) – Es buena estrategia educativa agrupar niños superdotados.

    • Flexibilización curricular: Consiste en adelantar al niño un curso escolar por admisión escolar precoz a los cinco años o por paso a un curso superior, el cual no se corresponde con el de su edad biológica. Dada la facilidad de adopción del método, la mayoría de los países lo han aceptado.

    «No obstante, el adelantar al niño un curso escolar es la última medida educativa que suele aplicarse debido a los posibles desajustes emocionales y sociales que puede conllevar dicha medida». 

    Por ello, es preciso asegurarse de que el niño está psicológicamente preparado para el cambio, es decir, que cuenta con la suficiente madurez física y emocional.

    • Enriquecimiento: Se trata de proporcionar oportunidades de aprendizaje escolar a los superdotados fuera del programa normal, pudiendo ser desarrollado en horario escolar (sin sustituir al currículum ordinario), fines de semana o durante las vacaciones.

    Desafortunadamente, los centros educativos españoles todavía no están lo suficientemente formados en la intervención con este tipo de alumnos. Sin embargo, se ha comenzado a desarrollar normativa acerca de cómo aplicar dichas medidas de apoyo educativo pues, el personalizar la educación favorece el desarrollo de las capacidades del niño, que sólo puede darse cuando se respeta y considera la diversidad intelectual.


    Referencias Bibliográficas.

    • Anthel, K. M. (2008). Attention-Deficit Hyperactivity Disorder in the context of a high intellectual quotient/giftedness. Developmental Disabilities Research Reviews, 14 (4), 293-299. Enlace.
    • Carmona, O. (2018). Errores que cometemos con los niños con altas capacidades. El País. Enlace.
    • Cores, N. F. (2020). ¿Piensas que tu hijo tiene altas capacidades? Estas son las señales que pueden ayudarte a descubrirlo. 20 minutos. Enlace.
    • García Ron, A. (s. f.). Trastornos del aprendizaje y conducta en situaciones de alta capacidad intelectual. Unidad de Neuropediatría del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
    • Grupo de Trabajo de Altas Capacidades. (2018). Altas capacidades intelectuales: Guía actualizada. Colegio Oficial de Psicología de Cataluña.
    • Sánchez Manzano, E. (2003). Los niños superdotados: Una aproximación a su realidad. Defensor del Menor en la Comunidad de Madrid.

    Autora.

    Mª Victoria Orbe Valls - Psicóloga Clínica

    Mª Victoria Orbe Valls es psicóloga general sanitaria. Está graduada en Psicología por el CES Cardenal Cisneros (Universidad Complutense de Madrid). Cuenta también con los másteres de Psicología General Sanitaria (Universidad Antonio de Nebrija) y Sexología Clínica y Terapia de Parejas (Instituto Superior de Estudios Psicológicos), así como con formación en Mindfulness y grafopsicología. En la actualidad compagina su actividad como psicóloga con la divulgación científica. Es psicoterapeuta en Nuestro Psicólogo en Madrid y colaboradora en este Blog.


     

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