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Miedo a conducir: Amaxofobia

Miedo a conducir o amaxofobia

El miedo a conducir vehículos, aún teniendo el carnet para hacerlo legalmente se denomina amaxofobia. Según un estudio de Attitudes -una iniciativa social de Audi-, alrededor del 54% de los conductores españoles sufren distintos niveles de ansiedad cuando tienen que conducir. Asimismo, diferentes estudios estiman que aproximadamente el 28% de los conductores españoles terminan desarrollando miedo a conducir, llegando a sentirse incapaces de hacerlo alrededor del 15%.

Dada la gran frecuencia de este problema, en este artículo se abordará en qué consiste el miedo a conducir y cómo superarlo.

¿En qué consiste la amaxofobia o el miedo a conducir?

«Me pongo nervioso sólo de pensar que tengo que conducir». «Siempre que tengo que coger el coche pienso en todo lo que nos podría ocurrir a mí o a mi familia si cometo un error». «Desde el accidente me siento incapaz de ponerme al volante». «Aunque tengo 50 años, siento que he perdido facultades y que no debería conducir».

Estos son algunos de los pensamientos más frecuentes en las personas con amaxofobia, palabra que procede del griego amaxo- carro y –fobia miedo. Las personas con miedo a conducir perciben al resto de conductores y las situaciones relacionadas con el tráfico o la carretera como una amenaza.

Así, el temor a no saber cómo van a reaccionar ante determinadas circunstancias provoca que dejen de conducir, al principio, ante situaciones de mayor riesgo como son conducir durante varias horas seguidas, con mucho tráfico, por grandes avenidas, ante condiciones meteorológicas adversas, de noche, por autopista o autovías, o sin la presencia de un copiloto que pueda ayudarles a advertir el peligro. Sin embargo, este miedo a conducir puede llevar a abandonar completamente la conducción, tal y como ocurre en alrededor del 15% de los conductores españoles.

«La amaxofobia es el temor irracional a conducir vehículos en general, es decir, que es la propia conducción lo que genera el bloqueo mental y emocional, no tanto un entorno concreto».

Sin embargo, existen ciertas situaciones que pueden acrecentar el propio miedo a la conducción al combinarse con otras fobias como la acrofobia (miedo a las alturas al atravesar, p. ej., puentes colgantes), la agorafobia (miedo a los espacios abiertos de los que no se puede escapar, como las grandes avenidas atascadas), la claustrofobia (miedo a los espacios cerrados, como los túneles) o la gefirofobia (miedo a los puentes).

Perfil psicológico de la personas con miedo a conducir.

Respecto a la personalidad de aquellos que tienen miedo a conducir, diversos estudios han encontrado que, tener sensibilidad a la ansiedad (miedo a los síntomas de ansiedad al considerar sus consecuencias como peligrosas) o rasgos de ansiedad general o fóbica son factores implicados en el desarrollo de la amaxofobia, pero no determinantes:

«Tener rasgos ansiosos o fóbicos no supone un valor predictivo determinante para la explicación o desarrollo amaxofobia».

No obstante, suele tratarse de personas bastante sensibles y catastrofistas, lo que les lleva a percibir el tráfico como una amenaza.

El amaxofóbico suele ser sensible y muy catastrofista
(1) – El amaxofóbico suele ser sensible y muy catastrofista.

 

Además, suele tratarse de personas perfeccionistas y con un pensamiento rígido, en ocasiones con ciertos rasgos obsesivos, de manera que el más mínimo error termina volviéndose en motivo de fustigación personal, con la consiguiente reducción de la autoestima. Esto último es fundamental, ya que contribuirá a mantener e incluso agravar los miedos propios de la amaxofobia.

¿Es normal tener miedo a conducir?

El miedo es una respuesta natural del ser humano que le ayuda a adaptarse ante situaciones percibidas como amenazantes o peligrosas. Este miedo adaptativo fomenta y permite la reflexión ante determinadas situaciones; en cambio, el miedo desadaptativo o la fobia es aquella que impide actuar y llevar una vida normal.

«Todos los conductores han sentido miedo en algún momento durante su conducción, pues hay que tener en cuenta que más del 90% de los accidentes se deben a un error humano».

Sin embargo, aunque se sabe que el conocer los potenciales riesgos que implica la conducción hace que uno sea más consciente de las exigencias que conlleva la tarea y tienda a ser más precavido, en ocasiones, la persona puede llegar a sentir tal inseguridad ante el peligro que supone conducir que termina desarrollando amaxofobia.

Este miedo hará que la persona esté más pendiente de sus sensaciones y emociones al volante que de los aspectos relevantes de la conducción. Todo ello, además de redundar negativamente en el tiempo de respuesta de reacción, puede llevar a la persona a ocasionar accidentes al verse afectadas tanto su capacidad de concentración como su toma de decisiones debido a la evaluación incorrecta del riesgo.

En este contexto, puede plantearse la cuestión de si es sano decidir alejarse del volante, dados los riesgos y el malestar que genera conducir. Ante esta pregunta, es importante destacar que, cuando la decisión se toma de manera meditada, sin dejarse guiar por el miedo a no ser capaz de afrontar el reto, y se llega a la conclusión de que el no conducir no afecta al propio estilo de vida, dejar de conducir puede ser una solución mentalmente sana y asumible.

Datos curiosos sobre la amaxofobia en España.

Tomando el Estudio sobre la Ansiedad en la Conducción: Amaxofobia en los Conductores, a continuación, se recogen algunos datos interesantes de dicho estudio elaborado por la Fundación CEA.

¿Hay algún sexo que sufre más miedo a conducir?

Se estima que es más frecuente en las mujeres (un 55% frente al 45% de hombres). No obstante, del 21% de los encuestados que habían dejado de conducir totalmente la mayoría eran mujeres.

¿La amaxofobia tiende a padecerse más cuando uno se acaba de sacar el carnet o a edades más avanzadas?

Las mujeres suelen manifestar el problema antes, entre los 40 y los 59 años (el 65%); mientras que los hombres suelen hacerlo con más de 60 años (casi el 50%).

El miedo a conducir es más frecuente en las mujeres
(2) – El miedo a conducir es más frecuente en las mujeres.

 

«Alrededor del 15% de las mujeres tenían un miedo generalizado a conducir, el cual no se debía a circunstancias concretas como la climatología adversa, la conducción nocturna o el exceso de tráfico».

¿Qué tipo de vía genera más miedo?

Según la encuesta, la autovía era la que generaba más ansiedad (35%), seguida de la conducción urbana y carreteras desconocidas, especialmente aquellas sin arcenes (ambas un 14%). Los túneles supusieron el 3% de los casos.

¿Se han encontrado diferencias de género respecto a las vías que más miedo generan?

Cabe destacar que sólo las mujeres (concretamente el 10% de las encuestadas) incluyeron la carretera vacía y el tráfico escaso como factores vinculados con el pánico. Respecto a las carreteras de montaña y los túneles, el 21% de hombres hicieron alusión a las mismas frente al 6% de mujeres.

¿Hay algún tipo de vehículo que despierte mayor ansiedad?

Los vehículos más grandes, los alquilados o prestados, y aquellos que tienen una menor capacidad de reacción son los que más miedo provocan.

¿Para las personas con amaxofobia supone un problema ir acompañadas?

El 27% declaró que el ir acompañadas de niños suponía un problema, mientras que para el 38% lo era ir solas.

¿Qué sienten las personas que tienen miedo a conducir?

«La amaxofobia es una fobia específica que afecta a uno de cada cuatro conductores españoles».

Se trata de un trastorno psicológico que se engloba en la categoría de trastornos de ansiedad descritos por el Manual Diagnostico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). Por ello, la sintomatología de la amaxofobia o miedo a conducir es similar a la que producen el resto de fobias específicas:

  • Síntomas físicos como sudor en las manos, temblores, rigidez muscular, opresión en el pecho, taquicardia, mareo, molestias estomacales, ganas de llorar o gritar, etc.
  • Pensamientos negativos, catastrofistas y distorsionados sobre lo que supone la conducción.
  • Nerviosismo que se demuestra en los movimientos torpes y desorganizados, así como en la dificultad para la concentración y la toma de decisiones.
  • Pesadillas relacionadas con la inseguridad y la preocupación ante el peligro que supone conducir.
  • Sensación de incomprensión, lo que puede lacerar la propia autoestima.

¿Qué consecuencias tiene no vencer ese miedo a conducir?

«En ocasiones, el no conducir puede no suponer ningún tipo de consecuencia debido a que la persona cuenta con otros medios de desplazamiento».

Sin embargo, lo más frecuente es que conlleve una serie de contrariedades, tales como:

  • Pérdida de tiempo y dependencia: Esto es especialmente importante en las distancias largas, pues el transporte público puede suponer llevar a dar muchas vueltas innecesarias. Además, hay ciertos lugares a los que es difícil acceder en transporte público, lo que puede llevar a depender de otras personas y de su horario disponible.
  • Pérdida de oportunidades laborales y actividades sociales: Las repercusiones de este miedo son mayores cuanto más lejos se encuentra la vivienda con respecto al núcleo urbano, ya que tanto las oportunidades laborales como las actividades de ocio y las reuniones sociales pueden tener lugar lejos de la vivienda.
  • Reducción de la autoestima: La mezcla entre la incomprensión ajena y la desconfianza en las propias capacidades puede terminar lacerando la propia autoestima.
Causas de la amaxofobia o miedo a conducir
(3) – Causas de la amaxofobia o miedo a conducir

 

¿Por qué se desarrolla miedo a conducir?

En general, existen tres grupos de personas con amaxofobia:

«Las personas que abandonan la conducción durante los dos primeros años de haberse sacado el carnet, aquellas que comienzan a sentir ansiedad a pesar de su experiencia, o los conductores que han vivido una experiencia traumática al volante».

Existen diversas causas que pueden explicar el origen de la amaxofobia.

Percepción de poca destreza al volante.

Esta falta de confianza puede deberse a la falta de práctica en diversas situaciones o a haber sufrido algún tipo de acontecimiento activador (p. ej. haber estado a punto de tener un accidente, sentir que los pasajeros tienen miedo cuando uno conduce, discutir con alguien por la forma de conducir…). Si bien este miedo ayuda a percibir el riesgo y a mantener la seguridad que el exceso de confianza elimina, la inseguridad en uno mismo perjudica a la capacidad de reacción.

Ver reducida la capacidad de conducción.

El ver reducida la propia capacidad para conducir, ya sea a nivel físico (p. ej. por la edad) o a nivel mental (p. ej. una persona que tiene un cuadro de ansiedad o un estrés significativo), suele terminar afectando a la persona, que puede acabar temiendo a la conducción.

Personalidad insegura o perfeccionista.

Infravalorarse con respecto a los demás conductores y ser especialmente crítico con uno mismo lleva a desconfiar de las propias capacidades y a no sentirse capaz de hacer frente al propio miedo.

Miedos circunstanciales.

El tener miedo a lo que le pueda ocurrir a los pasajeros en caso de accidente, a circular por lugares desconocidos donde no se domina la carretera o el circular con condiciones meteorológicas adversas son situaciones cotidianas que suelen despertar miedo en el conductor. También puede ocurrir que se desconfíe excesivamente de la capacidad del resto de conductores, lo que llevará a sentirse más inseguro en el núcleo urbano frente a la carretera, que suele relacionarse con el miedo a la velocidad.

Experiencias directas o indirectas de un accidente de tráfico.

El haber sufrido un accidente o el conocer una historia impactante (ya sea a través de los medios de comunicación o de un conocido) hace que se conecte con la propia vulnerabilidad e incertidumbre, con la sensación de que en cualquier momento puede ocurrir un suceso inesperado y que ese peligro será incontrolable, tal y como lo fue en esa ocasión. A veces, el haber tenido un susto conduciendo o el haber recibido una noticia trágica al volante puede asociarse con la conducción, desarrollando amaxofobia.

Según el Estudio sobre la Ansiedad en la Conducción: Amaxofobia en los Conductores, las principales causas de la amaxofobia son haber sufrido un accidente de tráfico hace más de un año (24%), la manera de conducir de los demás (19%), la falta de destreza al volante (18), haber sufrido un ataque de pánico mientras se conducía (15%) y tener miedo a desmayarse conduciendo (11%), entre otras.

Cómo superar la amaxofobia
(4) – Cómo superar la amaxofobia o miedo a conducir vehículos

 

¿Cómo se puede superar el miedo a conducir?

Para superar la amaxofobia, la persona debe aprender estrategias de afrontamiento adecuadas, de manera que consiga regular sus emociones, ganando seguridad en las propias capacidades al volante.

«Para superar el miedo a conducir, lo habitual es combinar la psicoeducación con prácticas de conducción segura».

Respecto a la terapia psicológica, es importante abordar en qué consiste la amaxofobia, cuáles son sus síntomas y las herramientas existentes para gestionar el propio estado emocional en el vehículo. Para ello, es conveniente exponer técnicas de relajación y autocontrol (p. ej., el mindfulness como técnica de relajación y de focalización de la atención), así como ayudar a manejar los pensamientos negativos y catastrofistas relacionados con la conducción. Según el caso, también puede ser necesario trabajar pensamientos autocastigadores y superar los sentimientos de culpa.

Dicha terapia psicológica unida a las estrategias y prácticas de conducción segura (p. ej. a través de simuladores) ayudará a la persona a ser capaz de enfrentarse progresivamente al miedo, siempre desde la seguridad. De hecho, el 80% de las personas que acuden a terapia vuelve a conducir en un periodo de dos o tres meses, aunque el 10% necesita más tiempo para superar la amaxofobia, fracasando en su intento el 10% restante.

Estrategias para superar la amaxofobia por sí mismo.

  • Analizar el origen y por qué se mantiene este miedo: El conocer la magnitud de la propia fobia, así como qué aspectos provocan más miedo es el punto de partida para buscar estrategias de solución. Detectar los propios pensamientos limitantes, cuestionándolos y transformándolos en otros de mayor utilidad es necesario para gestionar el propio estado emocional.
  • Hacer balanza entre las expectativas y lo que realmente termina ocurriendo: El miedo es irracional y no atiende a razones, lo que dificulta su desaparición. Para librarse de esa negatividad, es necesario comparar la expectativas negativas relacionadas con la conducción con los hechos que se dieron en realidad.

«El exponerse al miedo a conducir y descubrir que no se cumplieron estos miedos catastrofistas hará que uno comience a asociar la conducción con sensaciones menos angustiosas».

  • Conducir acompañado: Respecto a conducir acompañado, al principio puede ayudar a recuperar fuerza mental, pero no debe perdurar en el tiempo, ya que puede terminar generando dependencia hacia el acompañante y mantener la creencia de que no se es capaz de conducir sin ayuda.
  • Volver al rol de alumno: Retomar el libro de la autoescuela y repasar aquellos capítulos en los que se habla de cómo prevenir accidentes (p. ej. la ergonomía al volante o cómo reaccionar ante circunstancias climatológicas adversas) ayudará a ganar seguridad ante posibles miedos. Asimismo, el retomar las clases de conducir (ya sean de reciclaje o de perfeccionamiento) facilitará a conseguir resultados de manera segura, asociando de nuevo la conducción con sensaciones positivas.
Amaxofobia. Es importante prevenir situaciones de riesgo
(5) – Amaxofobia. Es importante prevenir situaciones de riesgo

 

Otros consejos para perder el miedo a conducir.

Otros consejos que también pueden ser de utilidad para superar la amaxofobia:

  • Prevenir situaciones de riesgo: Conducir con condiciones climatológicas adversas o con falta de luz no es recomendable cuando se está empezando a conducir. Comenzar yendo por vías conocidas en las que sea posible realizar alguna parada en caso necesario aportará tranquilidad. Asimismo, el contar con prestaciones que incrementan la seguridad y el confort en el habitáculo redundará en una conducción más agradable, al igual que el bajo nivel de ruidos. Por otra parte, medicarse o consumir alcohol tampoco ayudará a perder el miedo a conducir, sino que puede terminar provocando un accidente, confirmando así los propios miedos.
  • No exigirse tener la misma destreza y tranquilidad que un conductor experto: Dependiendo del nivel de estrés, la persona puede tener reacciones que van desde el sudor desmesurado hasta sentir un nerviosismo que dificulta e impide la conducción. Cuando los síntomas del estrés no afecten a la capacidad de reacción, es importante no dejar de conducir, concediendo a dichas circunstancias la importancia que merecen (p. ej. ¿realmente una mayor sudoración impide conducir?).

Conclusiones.

En conclusión, aunque el acto de conducir puede suponer cierto estrés y uno puede llegar a sentir cierta desconfianza o inseguridad en las propias capacidades, las personas con amaxofobia terminan sintiéndose incapaces de afrontar la conducción, provocando que se evite conducir debido a la experiencia de la propia ansiedad. En el caso de que el dejar de conducir suponga un perjuicio para la persona, es recomendable que acuda a un especialista que le ayude a superar sus miedos.


Referencias bibliográficas.


Galería de Imágenes.


Mª Victoria O. Valls - Psicóloga Clínica

M.ª Victoria Orbe Valls es psicóloga general sanitaria.

Está graduada en Psicología por el CES Cardenal Cisneros (Universidad Complutense de Madrid), cuenta también con los másteres de Psicología General Sanitaria (Universidad Antonio de Nebrija) y Sexología Clínica y Terapia de Parejas (Instituto Superior de Estudios Psicológicos), así como con formación en Mindfulness y grafopsicología.

En la actualidad compagina su actividad como psicóloga con la divulgación científica.