La violencia sexual es una lacra social de carácter epidémico, cuyas cifras no paran de crecer y que afecta a los colectivos más vulnerables de la sociedad como la población infantil y las mujeres.
¿Violencia sexual? A mí no me va a pasar.
La historia se repite una y otra vez. La gran mayoría de las víctimas de violaciones, por ejemplo, cuando logran recomponer sus pensamientos confiesan que nunca pensaron que les sucedería a ellas.
Por más que los temas sobre violencia sexual estén encima de la mesa, porque se ha conseguido sensibilizar y convencer a las víctimas de que el silencio nada soluciona, lo cierto es que la mayoría de las mujeres piensan que a ellas no les va a pasar.
Pero la violencia sexual, es un concepto mucho más amplio que el problema de las violaciones, ya sea que éstas se den dentro o fuera del ámbito familiar.
La violencia sexual incluye horrores tales como el abuso sexual en general y el abuso sexual de niños en particular, las insinuaciones y el acoso sexual en los colegios o en el ámbito laboral, la esclavitud sexual y el proxenetismo, los matrimonios forzosos, el abuso de personas con discapacidad, ya sea física o psíquica.
¿Por qué es tan difícil de combatir? ¿Cómo puede ser que a pesar de que las víctimas se animan cada vez más a denunciar y los medios contribuyen a visibilizar el problema, las cifras siguen siendo alarmantes?
Demasiadas preguntas que intentaremos responder ampliando información, algo de opinión y algunas estadísticas sobre el tema.
Definición de violencia sexual.
El concepto legal de violencia sexual es muy variable y depende en gran medida del contexto social y cultural del país. En el año 2011, la Organización Mundial de la Salud se reunió en Ginebra para abordar el tema y nos dejó una definición de violencia sexual que puede ser un buen punto de partida:
Se considera violencia sexual a
“todo acto sexual, la tentativa de consumar un acto sexual, los comentarios o insinuaciones sexuales no deseados, o las acciones para comercializar o utilizar de cualquier otro modo la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de la relación de esta con la víctima, en cualquier ámbito, incluidos el hogar y el lugar de trabajo”. (OMS. 2011).
La palabra clave para entender este concepto puede ser “sometimiento”. Es decir: someter a una persona a actos sexuales en contra de su voluntad, ya sea que el acto se haya cometido por completo o no.
Esta definición de la OMS va más allá de la realización de actos sexuales en contra de la voluntad de una persona. Incluye, además, los intentos de asociar a una persona con actos sexuales sin que esta última comprenda la naturaleza o las condiciones del acto.
Igualmente considera que si la víctima no puede negarse a participar o no puede expresar su negativa porque está borracha, drogada, dormida o incapacitada mentalmente o por intimidación o presión) es considerado un acto de violencia sexual.
(1) – Stop a las agresiones sexuales que no dejan de crecer
La violencia sexual como expresión de poder.
Lo cierto es que cualquier forma de violencia sexual (más adelante realizaremos una reseña o clasificación de las mismas) viola los derechos humanos fundamentales, en particular la integridad física y psicológica de la víctima.
Toda forma de abuso sexual, especialmente el abuso sexual de niños, es la expresión de la voluntad de poder del autor que quiere subyugar a la víctima.
El que realiza un asalto sexual es y debe ser responsabilizado como “el autor” independientemente de las circunstancias de la violencia sexual, incluso en el caso de que la víctima no lo perciba como tal.
¿A qué nos referimos? A esas situaciones que sin duda deben ser de las más censuradas y que producen mayor rechazo: aquellos padres o abuelos que abusan de sus propias hijas o nietas desde edades muy tempranas de modo que las pequeñas víctimas naturalizan los hechos tomando por válidos los argumentos que esgrimen los abusadores.
También incluimos aquí los actos sexuales realizados a discapacitados, que pueden no ser conscientes del abuso al que son sometidos.
Consecuencias de la violencia sexual.
Las dimensiones del impacto de la violencia sexual son terribles, no sólo por el acto en sí, sino por las consecuencias y el tiempo durante el que éstas marcan a la víctima, pudiendo prolongarse incluso durante toda su vida.
Aún hay algo peor: estas consecuencias pueden llegar a significar que cuando la víctima es un niño o niña, éstos se conviertan en agresores al llegar a la edad adulta.
Pero es un hecho: las consecuencias para las víctimas, independientemente de la forma de violencia sexual, son significativas, numerosas y duraderas.
Por sólo mencionar algunas, señalamos que éstas incluyen terrores diurnos y nocturnos, ansiedad, trastornos del sueño y / o la alimentación, miedos intensos, culpa, depresión, aislamiento, conductas de riesgo o agresivas.
Es difícil saber cuál o cuáles serán las consecuencias en cada caso, porque cada situación de abuso sexual es diferente en muchos aspectos: la edad, las circunstancias, el tiempo que se ha prolongado.
Lo que sí es claro es que las víctimas deben denunciar y pedir ayuda. Es más: ayudar a las víctimas a dar ese primer paso es abrir la puerta a asumir el comienzo de un proceso de sanación y reparación (dentro de lo que se pueda) en cada caso.
Diversas formas de violencia sexual.
La violencia sexual se puede presentar de muchas formas, algunas brutales y manifiestas, otras más sutiles, pero igualmente perversas.
Violaciones.
Tenemos tendencia a identificar la violencia sexual con las violaciones, siendo la forma más típica, cuando se produce por parte de un agresor desconocido que asalta a su víctima en una calle poco iluminada y donde lleva a cabo su cometido valiéndose de la fuerza física o de la amenaza con armas.
Abuso sexual de niños.
Así mismo, tenemos claro que la pederastia y el abuso sexual de niños o niñas, es una clara forma de violencia sexual, que nos produce una especial repugnancia al ir dirigida hacia los más pequeños e indefensos.
(2) – El Abuso sexual en la infancia es otra forma de violencia
Pero, en la vida real existen otras formas de violencia sexual que no responden a estos estereotipos.
Para comenzar cualquier acto sexual (tocar, acariciar, penetrar, etc.) cometido con violencia, coerción o amenaza está incluido, y además prohibido por las leyes y penalizado
La coerción.
La coerción presupone la existencia de presiones físicas o psicológicas, que buscan doblegar la voluntad de la víctima. En ocasiones, la coerción puede manifestarse en forma de persuasión.
La forma más evidente de coerción son las amenazas. En general, son claramente anunciadas por el perpetrador bajo forma de represalias si la víctima se niega.
Las amenazas de muerte a familiares son una de las formas más utilizadas por las mafias para obligar a las mujeres migrantes a practicar la prostitución.
Matrimonios forzados.
En muchos países aún perviven los matrimonios forzados, donde un hombre generalmente mayor, paga una cantidad de dinero a los padres de una niña, para casarse con ella, contra su voluntad.
Más de la mitad de los casos de estos matrimonios se dan en Asia y en países de la zona del Pacífico. En la India más de doce millones de niñas con edades comprendidas entre once y dieciocho años están casadas. Más de una sexta parte de ellas tienen menos de 14 años.
Las consecuencias de los matrimonios infantiles forzados son terribles: abandono escolar, desarraigo familiar, abuso sexual, abortos precoces, enfermedades de transmisión sexual, contagio de VIH, sin contar las terribles secuelas psicológicas.
En opinión de Doreen Reddy, que trabaja en la Fundación Vicente Ferrer, ayudando a estas niñas:
“El matrimonio infantil es uno de los símbolos de esclavitud más grave del mundo. Éste impide a las niñas crecer libres, educarse y vivir”. (Doreen Reddy. 2018).
Cualquier acto sexual no consentido, incluso si la víctima está bajo efectos de alcohol, sustancias o drogas se considera abuso sexual.
Y para que quede claro el alcance de lo antes expresado (“cualquier acto sexual no consentido”) vamos a ejemplificar con algunas situaciones muy cotidianas que lamentablemente muchas mujeres toleran estoicamente simplemente porque no las perciben como lo que son: situaciones de abuso sexual.
(3) – Matrimonio forzado en la India
Es abuso sexual cuando él …
- quiere continuar el acto sexual aun cuando tú le pides que se detenga.
- toca tu cuerpo en lugares o situaciones que te incomodan, incluso en la intimidad.
- manipula y utiliza coerción verbal para conseguir sexo sin entender tus razones.
- se quita el condón sin importarle las consecuencias o cuán importante es para ti que lo use.
- te plantea el acto sexual en términos de “es tu deber… porque yo te mantengo” (o por cualquier otro motivo).
Todo esto, claro, dentro de una pareja. Pero hay otras vertientes de la violencia sexual que importa visibilizar y analizar, por ejemplo, el abuso sexual infantil.
El abuso sexual en la infancia.
Millones de niños en el mundo sufren abusos sexuales. Es un hecho tan aberrante como frecuente, que se da principalmente bajo dos grandes circunstancias: lo vinculado al “negocio” (prostitución infantil) y aquellos actos perpetrados por la figura de un pedófilo, es decir un adulto que sólo encuentra satisfacción sexual abusando de víctimas infantiles.
Pederastia.
Un pedófilo es un experto en camuflaje, estamos hablando de un perfil de individuo muy difícil de detectar, precisamente porque sabe disfrazar muy bien su patología y porque su “toque encantador” es una de las principales herramientas que les acercan a sus potenciales víctimas.
Profundicemos en este aspecto del abuso sexual infantil, tratando de aproximarnos al perfil psicológico del pedófilo, pues identificarle a tiempo, sin duda será la forma más eficaz de prevenir un abuso de su parte.
La raíz etimológica del término “pedofilia” es un buen comienzo: la palabra viene del griego y se compone de dos raíces: “Paidós”, que significa niño y “filia”, que significa amistad. El significado etimológico de la palabra, por lo tanto, conduce a la expresión “amistad para los niños”. Y hasta aquí parecería no percibirse el peligro.
Quizá la palabra “pederastia” sea más cercano a definir el problema: se compone de dos radicales “Paidós” (niño) y “eros” (amor sexual). Claramente es una asociación más adecuada para acotar o definir esta monstruosidad considerada como una perversión sexual.
Un pederasta es un agresor que ataca a los niños a quienes utiliza como objetos sexuales o instrumentos de su propio placer.
Prostitución infantil.
Los informes serios, que se difunden por parte de Unicef y la ONU, son escalofriantes: millones de niños y niñas son prostituidos en todo el mundo. La prostitución infantil se ha convertido en una actividad lucrativa que resulta en la destrucción completa del niño.
Millones de niños terminan en burdeles en países conocidos como Tailandia para viajes de turismo sexual. Pero no es necesario ir tan lejos: en el mundo occidental América y Europa los depredadores usan Internet como coto de caza.
(4) – Turismo sexual en Tailandia
¿Cuál es la consecuencia de todo esto? Los niños son violados, y sometidos, se les mantiene hambrientos, torturados, quemados con cigarrillos y golpeados cuando intentan defenderse.
Cuando ya no son rentables o atractivos para sus depredadores, simplemente se les deja morir o peor aún: son lucrativos en un último acto de crueldad mayúscula como donantes de órganos que se venden en el mercado negro.
Mitos y realidades sobre los agresores sexuales.
¿Es posible determinar las características sociales y psicológicas del agresor y su relación con las víctimas?
Existen muchos mitos en torno a la figura de los agresores sexuales. Resulta interesante en este sentido, los datos aportados por un estudio realizado en el año 2013, por el Dr. Lester Geovanny Benedith, dónde aborda mitos o falsas creencias que son desmentidas por su estudio científico y estadístico:
Mitos.
- Los agresores son exclusivamente hombres, incapaces de controlar sus impulsos sexuales. El consumo de bebidas embriagantes y estupefacientes explican el maltrato infantil, así como la violencia familiar.
- Se asume que la persona que agrede es alguien con trastornos mentales, psiquiátricos o psicológicos.
- Nunca son los padres.
- El agresor por lo general es una persona desconocida para la víctima.
Realidades.
- En la mayoría de las ocasiones, pero no siempre, los agresores son hombres.
- No sólo saben, en general, cuando deben controlar sus impulsos sexuales, sino que no están incapacitados para hacerlo.
- Las drogas y las bebidas alcohólicas no son los causantes del maltrato en la mayoría de los casos, aunque ciertamente sí inciden en la activación de las conductas agresivas.
- El consumo de estupefacientes y alcohol permite al agresor tener la licencia de hacer cosas que en condiciones normales no haría y luego decir: “No recuerdo estaba drogado o borracho”.
- Los agresores no tienen un único perfil psicológico común.
- Los agresores son casi siempre conocidos, que han logrado ganar la confianza del niño (por ejemplo, maestros) y pueden ser los padres, lamentablemente.
La violencia sexual en España.
Lamentablemente, en España, las cifras estadísticas acompañan la tendencia mundial: el aumento de casos es alarmante a pesar de todas las campañas y medidas de prevención que gobiernos y organizaciones sociales llevan a cabo por doquier. Veamos algunos datos.
Estadística.
Los titulares de un informe presentado por TV española a finales de 2018, compartían datos y cifras impactantes que hablan por sí solas de la dimensión del problema en España. He aquí una breve reseña de los mismos:
- Los casos de ciber delincuencia sexual y los abusos sexuales con penetración se han duplicado desde 2012.
- En España hubo 9.537 personas que denunciaron ser víctimas de delitos sexuales en 2017. Casi la mitad de ellos (4.542) fueron menores de edad, según un informe del Ministerio del Interior sobre los delitos contra la libertad e indemnidad sexual.
- La mayor parte de las víctimas de delitos sexuales son mujeres (tres de cada cuatro casos). Solo en una de las tipologías penales, la de pornografía de menores, se invierte esta situación en la que el 75% de víctimas son niños varones.
(5) – Las mujeres son las principales víctimas de la violencia sexual
- El principal porcentaje de los agresores son hombres.
- El escenario más frecuente de los actos de abuso sexual, es la vivienda y los alrededores.
- Más del 75% de los delitos son esclarecidos, porcentaje que se eleva a más del 80% en las violaciones, corrupción de menores y delitos relativos a la prostitución.
- Cataluña, Andalucía, Madrid, la Comunidad Valenciana, Navarra, Canarias y Baleares encabezan la lista de comunidades con mayor incidencia de actos de violencia sexual.
- Casi el 80% de las víctimas son españolas frente a algo más del 20% de nacionalidad extranjera, entre las que destacan marroquíes y británicas.
Conclusiones sobre la violencia sexual.
De estos últimos datos y de los testimonios que se recogen al conversar con algunas víctimas, surge un dato que además de impactar asombra: la mayor amenaza está cerca, en casa… y se produce por parte de abusadores en quienes la víctima confía.
Las familias advierten a sus hijos e hijas desde pequeños de los peligros que significa “hablar” con desconocidos. En la actualidad, la población infantil está muy advertida en cumplir o estar atentos a estos peligros. Pero, ¿y en el ámbito conocido? ¿Cómo se lucha con lo que sucede intramuros en el hogar, o contra lo que sucede en una institución educativa?
Los expertos señalan que una de las principales claves a todo nivel es simplemente estar atentos. Las víctimas dan señales… sutiles, pero las dan. Los abusadores, pese a su habilidad camaleónica, también cometen errores, al desplegar sus dotes de encantamiento.
Desde nuestro lugar invitamos a eso: a estar atentos. Dejemos que nuestra intuición haga su trabajo y nunca, pero nunca miremos para el costado cuando tomamos conocimiento de una situación de violencia sexual.
De nosotros depende.
Mujer víctima de una agresión sexual
Referencias Bibliográficas.
- Benedith, L. G. (2013) – Comportamiento clínico y epidemiológico del abuso sexual en niños y niñas atendidas en el Hospital Alemán Nicaragüense. Enlace.
- Dugo, I. G. y Valldaura, A. (2018) – Matrimonios forzados, esclavitud moderna. Enlace.
- Informe RTVE Noticias. (2017) – La mitad de las víctimas de delitos sexuales en España en 2017 fueron menores de edad. Enlace.
- Organización Mundial de la Salud. (2011) – Violencia contra la mujer: violencia de pareja y violencia sexual contra la mujer. Nota descriptiva N° 239. Actualización de septiembre de 2011. Ginebra. Enlace.
Autor.
Gerardo Castaño Recuero trabaja como psicólogo y psicoterapeuta en el Centro “Nuestro Psicólogo en Madrid”. Ha estudiado Psicología en la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid. Posee el título de Máster en “Terapia Focalizada en las Emociones” (TFE). Ha realizado el curso Master de “Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica”.
Galería de Imágenes.
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- (3) – Imagen tomada de Patrika.com.
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