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Las disfunciones sexuales: Clasificación, origen y terapia psicológica.

Disfunciones sexuales

En 1987 la OMS definió la salud sexual como un derecho básico del ser humano debido a su gran influencia en la calidad de vida propia y en la de la pareja y, por consiguiente, en el entorno familiar y social. Dada la alta prevalencia de las disfunciones sexuales, se dedicará esta entrada a difundir información sobre el tema.

¿Qué es la disfunción sexual? 

La disfunción sexual es un trastorno que dificulta o impide mantener relaciones sexuales satisfactorias, lo que genera malestar en el afectado e interfiere en su relación de pareja.

«Las disfunciones sexuales alteran la calidad de vida, y pueden afectar a la relación de pareja y al entorno social y familiar»

¿Cuáles son las principales disfunciones sexuales?

Actualmente, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) distingue hasta ocho tipos de disfunción sexual dependiendo del sexo. En el hombre, las disfunciones sexuales más frecuentes son los trastornos de erección y la eyaculación precoz. En la mujer el motivo más frecuente de consulta por disfunción sexual es la disminución del deseo sexual.

Las disfunciones sexuales pueden ser clasificados atendiendo a diferentes criterios dependiendo de:

  • La naturaleza del inicio del trastorno sexual: La persona puede haber tenido el problema sexual desde siempre o tras un periodo de buen funcionamiento sexual. En el primer caso, se trata de una disfunción sexual primaria de origen probablemente orgánico. Si la disfunción sexual es adquirida con el tiempo se denomina secundaria. Cabe destacar que la secundaria puede ser ocasional (intercalando situaciones en las que hay un correcto funcionamiento sexual con otras en las que no) o permanente (tras la primera experiencia disfuncional el problema se vuelve crónico).
  • El contexto en el que aparece la disfunción sexual: El problema sexual puede manifestarse en circunstancias específicas (p. ej. en una actividad sexual concreta o con una pareja en particular) o ante cualquier tipo de actividad sexual. En el primer caso, se trata de una disfunción sexual situacional de origen claramente psicógeno. En el segundo caso sería una disfunción ya generalizada.
  • La fase de la respuesta sexual humana: Dependiendo del momento en el que se desencadena el trastorno sexual (durante la fase de deseo, excitación u orgasmo, o durante penetración), pueden clasificarse los diferentes tipos de disfunciones sexuales.

Disfunciones sexuales: Tipos.

Para sintetizar la información de manera más clara, en los siguientes apartados se expondrá detalladamente cada disfunción sexual dependiendo de la fase de la respuesta sexual humana, explicando sus características de manera breve.

Trastornos del deseo sexual.

  • Trastorno de deseo sexual hipoactivo en el varón: El hombre carece de fantasías sexuales y de deseos de realizar actividades sexuales.
  • El trastorno del interés/excitación sexual femenino: Este trastorno se caracteriza por la incapacidad para obtener o mantener la lubricación propia de la fase de excitación hasta la terminación de la actividad sexual.
  • Trastorno por aversión al sexo: Se manifiesta como una aversión excesiva y evitación persistente de casi todos los contactos sexuales. Dicha categoría no aparece clasificada actualmente como tal, sino como otra disfunción sexual especificada debido a su infrecuencia.

Disfunciones sexuales por trastorno de la excitación sexual.

  • Trastorno eréctil (anteriormente denominado disfunción eréctil): Incapacidad para conseguir o mantener la erección apropiada hasta el final de la relación sexual.

«El trastorno eréctil (también conocido como disfunción eréctil) es la disfunción sexual más frecuente en varones».

La disfunción eréctil es la disfunción más frecuente en hombres
El trastorno eréctil es la disfunción más frecuente en hombres.

 

  • Trastorno del interés/excitación sexual femenino: Explicada anteriormente, aparece de nuevo en este apartado debido a que la respuesta sexual de la mujer es más compleja y menos notoria, lo que dificulta distinguir si hubo lubricación en algún momento durante el principio del acercamiento sexual.

Disfunciones sexuales por trastornos orgásmicos.

  • Eyaculación precoz: Hablamos de eyaculación precoz cuando esta se produce antes, durante o poco después de la penetración en respuesta a una estimulación sexual mínima y antes de lo deseado.

«La eyaculación precoz es el segundo motivo de consulta en varones, tras el trastorno eréctil». 

  • Eyaculación retardada: Ausencia o retraso anormal del orgasmo en el varón, lo que no implica la ausencia de excitación o de placer.
  • Trastorno orgásmico femenino (anteriormente conocido como anorgasmia): Dificultad para alcanzar el orgasmo tras una adecuada estimulación sexual.

Trastornos sexuales por dolor.

  • Dispareunia: Dolor genital recurrente o persistente antes, durante o después del acto sexual.
  • Vaginismo: Espasmos involuntarios persistentes o recurrentes en el tercio externo de la vagina, los cuales interfieren en el coito.

Cabe destacar que el DSM-5 ha fusionado ambos diagnósticos en lo que se conoce como trastorno del dolor génico-pélvico/penetración en la mujer.

¿Por qué se desarrollan las disfunciones sexuales?

La sexualidad humana es fruto de la interacción entre las dimensiones biológica (aspectos anatómicos, fisiológicos, hormonales, etc.), psicológica (emociones, pensamientos, conductas…) y social (cultura, educación, etc.). Por ello, a continuación, se detallan los factores que explican la génesis y el mantenimiento de las diferentes disfunciones sexuales.

Disfunciones sexuales causadas por factores orgánicos.

Existen numerosos factores orgánicos que pueden conducir a padecer algún tipo de disfunción sexual. A continuación, se presentan las enfermedades, cambios físicos y medicamentos más habituales:

  • Alcohol, tabaco y otras drogas: Dado que el alcohol retarda y distorsiona la percepción y la respuesta de los sentidos, ha sido considerado la causa principal de la disfunción eréctil (más de la mitad de hombres tienen problemas de erección en estado de embriaguez).

«El excesivo consumo de alcohol es la causa de muchos trastornos de erección».

Su consumo excesivo, así como el consumo de drogas o de tabaco tienen un impacto sexual muy negativo, especialmente en menores de treinta y cinco años. Respecto al tabaco, nuevas investigaciones apuntan a que la disfunción eréctil tiene una incidencia entre dos y tres veces mayor en fumadores, especialmente cuando son menores de cincuenta años y consumen dosis altas.

  • Medicamentos: Algunos medicamentos para la presión arterial, antidepresivos o antipsicóticos pueden inhibir el orgasmo.
  • Enfermedades físicas: Enfermedades cardiorrespiratorias, genitourinarias, hematológicas, infecciosas o endocrinas pueden repercutir en el rendimiento sexual.
  • Envejecimiento: Los cambios a nivel anatómico, hormonal, neurológico y circulatorio pueden afectar a la sexualidad.

 

«Cabe destacar que, tanto en la eyaculación precoz como en la eyaculación retardada, la etiología (la causa) es generalmente de origen psicológico».

Asimismo, el origen orgánico en la anorgasmia sólo se da en el 5% de los casos y en el 10% de casos de vaginismo (en cambio, la dispareunia suele ser de origen orgánico).

Disfunciones sexuales: Eyaculación Precoz
Disfunciones sexuales: Eyaculación Precoz.

 

Disfunciones sexuales causadas por factores psicológicos.

Como es lógico, cada disfunción sexual suele conllevar una serie de factores psicológicos específicos. No obstante, a continuación, se presentan los más generales y aplicables al conjunto de disfunciones sexuales:

Factores relacionados con la educación y la personalidad.

  • Educación puritana y restrictiva: El considerar el sexo como algo dañino, peligroso o sucio suele llevar a inhibir o ignorar la respuesta sexual, así como a sentir culpabilidad tras experimentarla.
  • Inadecuada educación sexual: La desinformación puede hacer que se recurra a fuentes poco fiables (p. ej. a narraciones de conocidos, a veces tergiversadas) e inadecuadas (p. ej. pornografía), lo que puede originar miedos y problemas sexuales al ofrecer una imagen desvirtuada de la sexualidad. Dicha situación puede dar lugar a creencias sexuales erróneas respecto a la sexualidad.

«El consumo excesivo de pornografía puede ocasionar una imagen distorsionada de la sexualidad».

  • Modelos paternales inadecuados: Los padres son quienes enseñan a relacionarse con el medio y el ver que éstos mantienen una relación conflictiva o deteriorada puede llegar a afectar negativamente a su forma de concebir las relaciones y, por ende, la sexualidad.
  • Personalidad: Ser una persona excesivamente autocrítica y que vive la sexualidad desde la vergüenza, con miedo al rechazo o a hacer al ridículo predispone a desarrollar disfunciones sexuales, al igual que el tener un apego inseguro o evitativo. Además, el tener miedo al compromiso también puede interferir en las relaciones sexuales.

Factores relacionados con experiencias sexuales.

  • Experiencias sexuales traumáticas durante la infancia o la edad adulta: Sufrir abusos sexuales durante la infancia tiene una importante repercusión en la sexualidad, pudiendo desarrollar miedo intenso a las situaciones de intimidad.

«Las agresiones sexuales y las violaciones pueden desencadenar reacciones negativas intensas a los posteriores acercamientos sexuales».

  • Primeras experiencias sexuales inadecuadas o problemáticas: Esto puede llevar a la persona a asociar las situaciones sexuales con miedo y ansiedad.
  • Ausencia de clave erótica o una relación sexual pobre: El déficit en habilidades sexuales unido a una deserotización de las situaciones sexuales al no clasificarlas como tales, puede llevar a mantener un juego erótico empobrecido y a tener relaciones sexuales anodinas y rutinarias, con una estimulación inadecuada para ambos miembros de la pareja.

Otros factores relacionados.

  • Reacción emocional a fallos esporádicos o a causas orgánicas: Por ejemplo, tras la ingesta excesiva de alcohol o tras una situación estresante que provocó el bajo rendimiento sexual, la persona puede llegar a desarrollar un miedo al fracaso tan grande que le impide rendir sexualmente.

«Asimismo, hay enfermedades o medicamentos que originan disfunciones sexuales (p. ej. disfunción eréctil o dolor en la penetración), lo que puede llevar a la persona a desarrollar miedo a mantener relaciones sexuales».

  • Ansiedad de ejecución o de rendimiento: Vivir los encuentros sexuales con miedo, autoobservándose y evaluando el propio funcionamiento sexual hace que uno no se implique en el encuentro erótico, bloqueándose al anticipar el fracaso en la relación sexual o por el exceso de autoexigencia respecto a los resultados.
Ansiedad por temor a no rendir lo suficiente
Disfunción sexual por la ansiedad ante el temor a un bajo rendimiento.

 

  • Problemas psicológicos: La depresión, el alcoholismo, la anorexia, la ansiedad o el estrés debido a problemas económicos o laborales pueden repercutir en la calidad de la relación sexual.

«Tras muchas disfunciones sexuales se ocultan trastornos psicológicos como la depresión, la ansiedad o el alcoholismo».

Por otra parte, el deterioro de la autoimagen tras un embarazo o el aumento o disminución significativa de peso a raíz de una enfermedad o por el paso del tiempo puede llevar a evitar los encuentros sexuales.

  • Problemas de pareja: Los problemas de pareja (p. ej. una infidelidad o el estar siendo sometido a un tratamiento de fertilidad) pueden terminar deteriorando el área sexual, al igual que la falta de atracción. Por otra parte, el que la pareja tenga una disfunción sexual puede hacer que el otro también termine desarrollando algún tipo de disfunción (p. ej. en la eyaculación precoz, la pareja puede desarrollar problemas para alcanzar el orgasmo).

¿Cómo puede repercutir la disfunción sexual a la relación de pareja?

Evidentemente, la sexualidad puede verse afectada por la relación entre ambos y, habitualmente, los problemas sexuales también terminan afectando a la relación de pareja.

«Cuando la pareja que tiende a iniciar los encuentros sexuales es la que pierde la iniciativa, suelen generarse dudas sobre la relación».

Estas dudas pueden ser acerca de la pérdida de atractivo o de la existencia de una tercera persona. Así, terminan generándose problemas de autoestima, inseguridad, desconfianza y culpabilidad en la pareja debido a la falta de comunicación. Por su parte, el que tenía el rol sexual más activo tiende a frustrarse, sintiéndose presionado para mantener sexualmente satisfecha a su pareja, incrementando con ello su ansiedad, lo que puede terminar llevándole a evitar la intimidad en pareja.

En cambio, cuando la pareja es poco activa sexualmente, tiende a evitar la sexualidad y a procurar convencer a su pareja (y a sí misma) de que no tiene importancia en su relación. Ante esta situación, la pareja puede reaccionar con alivio (en el caso de que tampoco quisiera mantener relaciones sexuales) o acumular cierto resentimiento hacia la pareja, culpándola frecuentemente.

Cabe destacar que la ausencia de asertividad sexual, es decir, la incapacidad para expresar asertivamente las preferencias sexuales que influyen en la satisfacción sexual, así como para compartir los propios deseos y establecer los límites de los encuentros sexuales, incrementa la probabilidad de sufrir problemas sexuales.

¿En qué consiste la terapia psicológica en las disfunciones sexuales?

El objetivo principal que persigue el psicólogo-sexólogo es romper el aprendizaje de la vida sexual del paciente, enseñándole a reducir su ansiedad ante el encuentro sexual y a cultivar su clave erótica a fin de que pueda vivir plenamente su sexualidad.

Así, las áreas que se trabajan, en general, durante la terapia psicológica en las disfunciones sexuales son:

Ofrecer información veraz sobre la sexualidad.

Para un adecuado rendimiento sexual, es importante conocer y detectar las sensaciones de la respuesta sexual humana, así como las condiciones necesarias para obtener un orgasmo.

Detectar y corregir los mitos sexuales.

Manejar las expectativas erróneas del paciente respecto a los roles de género (p. ej. que el hombre siempre ha de llevar la iniciativa en las relaciones sexuales) o la sexualidad (p. ej. que ambos deben llegar al orgasmo de forma simultánea), tornándolas en realistas y positivas.

La terapia busca acabar con los mitos y creencias sexuales erróneas
La terapia busca acabar con los mitos y creencias sexuales erróneas.

 

Reducir la ansiedad por ejecución.

La preocupación por el disfrute del otro puede dificultar el propio desempeño sexual, pues la persona no consigue abandonarse a las sensaciones. Por ello, el profesional deberá enseñar técnicas de relajación al paciente, así como ayudarle a abandonar el rol de espectador y a ejercer un egoísmo positivo durante sus relaciones sexuales.

Cultivar la clave erótica.

Potenciar la erotización del cuerpo y la variedad de conductas de acercamiento y seducción a fin de que la persona asocie la sexualidad con el erotismo y no únicamente a un contacto genital, en ocasiones demandante.

Fomentar la comunicación sexual.

A veces, se tiende a creer que dos personas que se quieren deben conocer instintivamente los gustos y la estimulación que su pareja necesita.

«Es necesaria la comunicación para conocer los gustos del otro miembro de la pareja».

Para evitar los errores a los que puede llevar esta falta de comunicación, es preciso desarrollar la asertividad sexual.

Mejorar la autoestima.

Es frecuente que las personas con disfunciones sexuales muestren complejos y preocupaciones relacionadas con su cuerpo, lo que les influye negativamente a la hora de expresarse sexualmente. En estos casos, es importante ayudar a que la persona se acepte como un ser sexual y digno de ser deseado.


Referencias bibliográficas.

  • Atención primaria de calidad: Guía de buena práctica clínica en disfunciones sexuales. (2004). Organización Médica Colegial de España (OMC).
  • Estudio apuntó al alcohol como principal causa de la disfunción eréctil. (2012). Cooperativa.cl. Enlace. 
  • Fuentes, E. Disfunciones sexuales I: Etiología y evaluación. Instituto Superior de Estudios Psicológicos de Madrid. 18 de enero de 2019.
  • Fuentes, X. (2016). Sexualidad humana y disfunciones sexuales. Revista Chilena de Urología, 81 (2), 39-41.
  • Orientación y terapia sexual. (s. f.). Fundación Sexpol.
  • Sánchez, C. y Carreño, J. (2007). Guía clínica de intervención psicología de la sexualidad humana en parejas. Perinatología y Reproducción Humana, 21 (1), 33-43.
  • Tabaco y problemas de erección. (s. f.). Sanitas. Enlace.

 

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Mª Victoria O. Valls - Psicóloga Clínica

M.ª Victoria Orbe Valls es psicóloga general sanitaria.

Está graduada en Psicología por el CES Cardenal Cisneros (Universidad Complutense de Madrid), cuenta también con los másteres de Psicología General Sanitaria (Universidad Antonio de Nebrija) y Sexología Clínica y Terapia de Parejas (Instituto Superior de Estudios Psicológicos), así como con formación en Mindfulness y grafopsicología.

En la actualidad compagina su actividad como psicóloga con la divulgación científica.