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Ensoñación excesiva: La adicción a soñar despierto.

    Ensoñación excesiva. La adicción a soñar despierto.

    En el 2017 la ensoñación excesiva fue la consulta psicológica más buscada por los andaluces en Doctoralia. Alrededor del 96% de la población dedica algún momento de su día a deleitarse con la realización de sus mayores anhelos en su imaginación, pero ¿cuándo puede llegar a convertirse esto en un problema psicológico?

    ¿Qué es la ensoñación excesiva?

    En el año 2002, el psicólogo e investigador israelí Eliezer Somer introdujo el término maladaptative daydreamingensoñación excesiva en español- para describir este problema:

    “un cuadro sintomático caracterizado por el exceso de inmersión en la fantasía como forma de evadirse de los problemas”.

    La ensoñación excesiva -también llamada a veces trastorno de ensoñación o ensoñación inadaptada- no ha sido recogida por los libros diagnósticos como un trastorno psicológico en sí mismo, ya que hasta ahora ha sido considerado como un síntoma más de distintos trastornos psicológicos.

    ¿Cuándo soñar despierto se convierte en un problema?

    Según la RAE, la capacidad de fantasear implica reproducir mentalmente imágenes de historias pasadas de manera idealizada o de sucesos inexistentes. Si bien es cierto que embriagarse suponiendo una vida diferente es algo que hace casi todo el mundo, la ensoñación excesiva supone refugiarse en la fantasía como estrategia para evadirse de los problemas que generan decepción, frustración, miedo o aburrimiento.

    “La ensoñación excesiva se trata, por lo tanto, de una estrategia psicológica inconsciente y automatizada que ayuda a la persona a sobrellevar lo inaceptable sin afrontarse a ello”.

    El carácter compulsivo de la ensoñación.

    Así, el soñar despierto adquiere un carácter compulsivo en el que ciertos detonantes (como situaciones, lugares o sonidos) pueden activar la ensoñación cuya frecuencia y duración suele ir incrementando con el tiempo al ser alimentada por el propio afectado.

    En los casos más severos, la frecuencia puede llegar a ser diaria y a ocupar alrededor del 60% del día (seis horas por sesión).

    El impacto en la actividad laboral o académica y en las relaciones personales es obvio, pues la persona precisa estar ociosa o realizando actividades automáticas, sedentarias o poco exigentes a nivel intelectual.

    De esta manera, lo que comenzó como un simple entretenimiento o como una forma más de gestionar la realidad termina convirtiéndose en una compulsión en la que se invierten varias horas al día y que, no sólo distrae de la realidad, sino que aleja de ella al volverse cada vez más recurrente, compleja y exacerbada.

    De hecho, tal puede llegar a ser la incapacidad para aceptar la insatisfacción o el malestar experimentado que el contacto con esta abstracción puede llegar a adquirir un patrón adictivo.

    “En este caso, la persona precisa la ensoñación diaria para evadirse y compensar ese dolor incapaz de gestionar, sintiendo ansiedad e inquietud al no entrar en contacto con su fantasía, al no poder reemplazar su malestar con esas sensaciones agradables y seguras que le proporcionan su imaginación”.

    Cuando la ensoñación excesiva es un problema

    Cuando la ensoñación excesiva se convierte en un problema

    Síntomas de la ensoñación excesiva.

    • Tener diferentes tipos de sueños vívidos y muy elaborados que contrastan con la realidad de la persona. Por ejemplo descubrir un misterio, dar conciertos, superar todo tipo de desgracias y cautiverios. O bien,  asesorar al presidente, ser entrevistado por la televisión o conquistar a la persona ideal.
    • A menudo, el sueño aparece asociado con un tic. Por ejemplo, comerse las uñas, mover la pierna o balancearse.  La persona suele emplear la música para incitar sus ensoñaciones.
    • En las fantasías se tienen versiones idealizadas de uno mismo en las que se es reconocido y validado por las propias capacidades y valores. Se tiende a establecer vínculos emocionales con figuras imaginarias, históricas o celebridades.
    • Se habla o murmura y se expresan emociones durante la ensoñación (p. ej. risa, llanto, enfado).
    • Dificultad para controlar el deseo de participar en la fantasía, la cual se realiza mientras se llevaban a cabo tareas automáticas como ducharse, vestirse, comer o conducir.
    • Las fantasías alteran la capacidad de atención y generan actitudes obsesivo-compulsivas que perjudican a otras actividades de la vida cotidiana (p. ej. se prefiere estar soñando despierto a quedar con alguna amistad).
    • La persona con ensoñación excesiva puede dejar de atender sus rutinas cotidianas (p. ej. acostarse a una hora prudencial o saltarse comidas) y sus responsabilidades (p. ej. madrugar o estudiar).
    • La persona se avergüenza de estas fantasías y procura mantener este comportamiento en secreto.

    ¿Cuáles son los elementos que componen la ensoñación inadaptada?

    Cabe destacar que no se trata de fantasías que aparecen por mera inspiración, sino que son historias cuyos personajes y tramas están muy elaborados, presentando coherencia y cohesión al desarrollarse en torno al mismo núcleo fantasioso. Por ello, es habitual que las ensoñaciones tiendan a repetir los mismos esquemas, presentándose ciertas variaciones o dividiéndose el contenido de la fantasía en una serie de episodios cuyo contenido principal se muestra inmutable. De hecho, al contrario de lo que pudiera parecer, son pocos los casos en los que se generan contenidos novedosos durante cada ensoñación.

    “Respecto al contenido de la ensoñación, la trama suele tener un carácter compensatorio, es decir, se tiende a utilizar para llenar aquellos vacíos percibidos y expectativas no alcanzadas en la realidad.”

     Así, estas fantasías tiñen de romanticismo el día a día de la persona. El sujeto, por unas horas, cambia una vida rutinaria o anodina -bajo su punto de vista- por otra en la que la notoriedad y el reconocimiento son constantes.

    Dicha ensoñación puede estar acompañada de movimientos repetitivos y estereotipados. Estos movimientos son semejantes a los del trastorno del espectro autista y pueden facilitar el ensimismamiento (p. ej. mecerse o balancearse). Asimismo, el propio relato interno puede ser acompañado por murmullos, expresiones faciales o movimientos que acompañan a la trama.

    La ensoñación compensa los fracasos en la vida real.

    La ensoñación compensa los fracasos en la vida real.

    ¿Por qué se sueña despierto?

    Son varias teorías las que intentan dar explicación a esta ensoñación excesiva. Desde la perspectiva psicoanalítica, Freud sugirió que soñar despierto es una forma de intentar solucionar un conflicto subyacente. Así, la fantasía representaría la tensión entre los límites morales y un deseo insatisfecho.

    Siguiendo esta misma línea, autores más recientes han considerado que el origen de la ensoñación excesiva está relacionado con experiencias traumáticas. La persona desarrollaría dicha fantasía como una forma de disociarse, de manera que la ensoñación excesiva funcionaría como un subtipo de trastorno disociativo.

    Sobre los años ochenta, Wilson y Barber describieron un tipo de personalidad “propensa a la fantasía”. Para este autor, su propia idiosincrasia sería la que les llevaría a vivir en un mundo paralelo gran parte del tiempo.

    Posteriormente, Somer encontró que estas personas presentaban una gran imaginación desde su infancia. Estas personas eran capaces de generar escenarios, personajes y tramas muy elaboradas. Evidentemente, este rasgo no supondría una patología en sí mismo, sino que el hábito exacerbado lo volvería perjudicial.

    En resumen, la ensoñación excesiva se desarrollaría debido a algún acontecimiento traumático (p. ej. abusos o acoso escolar) o como una forma de evasión de la realidad como forma de solución temporal del conflicto interno que no se ha podido gestionar adecuadamente.

    No obstante, sería imprescindible que la persona contase con una gran imaginación y creatividad para poder desarrollar este tipo de tramas y mantenerse ensimismada deleitándose con este tipo de pensamientos.

    ¿Cómo diferenciar la ensoñación excesiva de distintos trastornos psicológicos?

    En primer lugar, es importante recalcar que la ensoñación inadaptada no ha sido considerada como un trastorno psicológico en sí mismo. Esto se debe a que la normalidad en psicología no responde tanto a términos estadísticos, sino al malestar que genera cierta conducta (en este caso, el estrés o la falta de control percibidos, la cantidad de tiempo invertido, etc.).

    Por otra parte, el diagnóstico también suele verse dificultado debido a que:

    “la ensoñación excesiva suele venir acompañada de otros síntomas que corresponden a un cuadro diagnóstico diferente”.

    En este sentido, un estudio recoge que el 76,9% de estas personas tenían TDAH, el 71,8% ansiedad, el 53,9% trastornos obsesivos y el 66,7% depresión.

    Respecto al diagnóstico diferencial, aunque la ensoñación excesiva tiende a convertirse en una compulsión que se vuelve el centro de vida de la persona, en el trastorno obsesivo-compulsivo las personas ven éstas como intrusivas, por lo que no se viven como agradables o voluntarias. La ensoñación excesiva también puede ser confundida con el síndrome de Asperger debido a que la persona tiene movimientos estereotipados y murmulla durante los periodos de ensoñación.

    Respecto a la confusión de la ensoñación excesiva con algún trastorno psicótico, es importante recalcar que la persona con ensoñación excesiva siempre es capaz de distinguir la realidad de la imaginación, aunque lo cotidiano prefiera ser relegado a un segundo plano. Por último, cabe destacar que el tener ensoñación excesiva no significa que se tenga TDAH, ya que la persona con TDAH no es capaz de tener fantasías tan prolongadas porque tiene problemas de atención en general.

    ¿Cuál es la diferencia entre ser creativo y tener ensoñación excesiva? ¿Cómo son estas personas y cómo es su día a día?

    La diferencia sustancial es que la persona con ensoñación excesiva no lo hace a voluntad, sino que tiende a fantasear de manera compulsiva para controlar su malestar al no ser capaz de gestionar el proceso de ensoñación, de desconectar de sus fantasías, lo cual tiene una serie de repercusiones en su día a día.

    La creatividad y fantasía

    No es lo mismo ser creativo que tener ensoñación excesiva.

    De hecho, las personas con ensoñación excesiva pierden la mañana o, incluso, el día entero absortas en sus fantasías sobre cómo sería su vida si les tocara la lotería, tuvieran el trabajo de sus sueños o una relación amorosa satisfactoria.

    Todo este tiempo gastado en las ensoñaciones hace que la vida laboral, académica y social se vean gravemente afectadas, pues no prestan atención al entorno, que aparentemente no tiene gran importancia para ellas en su nueva dinámica introspectiva.

    “Las ensoñaciones continuas repercuten gravemente en la vida laboral y social del implicado”.

    Respecto al perfil de las personas con ensoñación excesiva, suele tratarse de adolescentes o de adultos que comenzaron a tenerlas durante la adolescencia. Además, se trata de personas inmaduras y con baja autoestima, pues en lugar de afrontar la realidad, buscan la inmediata satisfacción de sus necesidades a través de un falso bienestar temporal, que les lleva a caer de nuevo en esta especie de droga psicológica, tornando su ensoñación en necesidad, precisando encontrarse con su alter ego en lo que ya conforma el relato principal de su vida.

    ¿Cuándo se debe acudir al psicólogo?

    La ensoñación excesiva implica sumergirse en la propia fantasía, fundiéndose con ella en pos de llenar los propios vacíos emocionales o para evitar afrontar una realidad causante de conflictos y angustias. De esta manera, la persona que comenzó buscando en la fantasía aquello que no podía tener en la realidad se va alejando lentamente de la misma, terminando por refugiarse en sus ensoñaciones y desconectando de la realidad.

    Es en este momento cuando es necesario acudir al psicólogo, de forma que éste pueda desenmascarar el verdadero mensaje que subyace de dicha ensoñación, dotando a la persona de los recursos necesarios para poder afrontar su realidad, aprendiendo a gestionar sus emociones sin evadirse del mundo como forma de solucionar su malestar emocional.

    ¿Cuáles son los primeros pasos para reducir la ensoñación excesiva?

    Para superar la adicción a soñar despierto hay que implementar una serie de cambios. A continuación se describen los primeros pasos necesarios para solucionar la ensoñación excesiva:

    Hacerse consciente de las consecuencias de fantasear en exceso.

    Esa falsa compensación emocional respecto a lo inseguro, frustrante o aversivo de la cotidianidad fomenta el bloqueo mental, la inseguridad, la frustración y el rechazo hacia la vida, ya que las personas y circunstancias personales no cumplirán las expectativas de las ensoñaciones, complicando así los desafíos de la vida cotidiana y agravando los problemas personales.

    Consecuencias de fantasear en exceso.

    El sujeto debe reconocer las consecuencias de fantasear en exceso.

    Analizar la función de la ensoñación.

    No es lo mismo usarla como vía de escape de los problemas del día a día a que hacerlo para distraerse o huir de traumas vividos. Posiblemente, ésta sea la parte más complicada de llevar a cabo sin ayuda de un profesional.

    Identificar los factores distractores.

    • Conocer aquellas situaciones que activan la fantasía (p. ej. una melodía).
    • Averiguar cuánto tiempo se dedica a la ensoñación es el primer paso para controlar el impulso de inmersión.

    Aprender a gestionar el tiempo y a centrar la atención.

    El mal hábito de procrastinar es algo bastante habitual en estas personas, pues se distraen con facilidad y les es muy difícil cumplir los plazos.

    Hacer actividades satisfactorias y mejorar los hábitos de vida.

    Canalizar la propia creatividad como forma de regular las emociones no tiene nada de malo, siempre y cuando se haga de manera ordenada. Asimismo, el realizar actividades entretenidas y buscar apoyo emocional ayuda a mejorar el estado anímico y a centrarse en las cosas del día a día.

    Trabajar las propias dificultades con ayuda de un profesional.

    La gestión emocional es una tarea altamente compleja a la que no es fácil afrontarse solo, especialmente cuando se tienen trastornos como fobia social, depresión, se ha sufrido alguna experiencia traumática o se tiene baja autoestima. Además, el psicólogo puede facilitar herramientas que sirvan para ayudar a afrontar los problemas personales para los que uno no ha conseguido encontrar una solución clara.

    Referencias bibliográficas.

    • Gómez Obregón, M. (2018). Ensoñación excesiva: Maladaptive Daydreaming (MD). Psicoactiva. Enlace.
    • Loring, C. (2016). ¿Eres adicto a soñar despierto? La Vanguardia. Enlace.
    • Martín Escudero, D. (2020). Ensoñación inadaptada: un diagnóstico controvertido. Martín Escudero Psicólogos. Enlace.
    • Martos Silván, C. (s. f.). Ensoñación excesiva: síntomas, causas, tratamientos. Lifeder. Enlace.
    • Veiga, F. (2017). Soñar despierto sin poder parar. El Correo de Andalucía. Enlace.

    Autora.

    Mª Victoria Orbe Valls - Psicóloga Clínica

    Mª Victoria Orbe Valls es psicóloga general sanitaria. Está graduada en Psicología por el CES Cardenal Cisneros (Universidad Complutense de Madrid). Cuenta también con los másteres de Psicología General Sanitaria (Universidad Antonio de Nebrija) y Sexología Clínica y Terapia de Parejas (Instituto Superior de Estudios Psicológicos), así como con formación en Mindfulness y grafopsicología. En la actualidad compagina su actividad como psicóloga con la divulgación científica. Es psicoterapeuta en Nuestro Psicólogo en Madrid y colaboradora en este Blog.


     

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