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Drogas y alcohol en el sexo. Una práctica cada vez más frecuente.

Drogas y alcohol en el sexo

El consumo de drogas y alcohol en el sexo se ha disparado en los últimos años. En las últimas décadas, el consumo de drogas en las relaciones sexuales se ha incrementado notablemente. Los jóvenes son la población que más acude a ellas para experimentar las relaciones eróticas “de otra forma”. Las drogas poseen un carácter prohibido, a veces sagrado. Se han relacionado con la festividad, y también con la sexualidad.

En este artículo se explorarán los diferentes aspectos del consumo de drogas y alcohol en contextos sexuales. Qué drogas son las que se utilizan para iniciar y mantener relaciones eróticas, las consecuencias de este comportamiento, a qué edad se dan más este tipo de dinámicas y el porqué de este consumo.

Consumo de drogas y alcohol como un acto social

El consumo de ciertas drogas (como el alcohol) se ha convertido en un acto social. No es raro ver a personas consumiendo en lugares concurridos de gente. Algunas personas consumen drogas por diversión.

“Su consumo les produce placer, se sienten más desinhibidos y capaces de hacer cosas que, de no estar bajo los efectos de dicha sustancia, no harían.”

Las personas aprenden a echar mano de ellas para facilitar encuentros sociales. Es por ello, que este consumo puede esconder otros objetivos más sutiles e íntimos: el de propiciar encuentros sexuales.

El efecto que causan las drogas y el alcohol, implica en muchas ocasiones, el eliminar tabúes, complejos, inseguridades e incluso disfunciones que, de otra manera, permanecerían ocultos.

Algunos se percatan de sus “efectos positivos” a corto plazo en el contexto de las relaciones sexuales. Sin embargo, a largo plazo las consecuencias de este consumo pueden ser fatales. Y no sólo a nivel físico, también a nivel cognitivo y conductual.

Drogas y su influencia en la respuesta sexual humana.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido a las drogas como “toda sustancia que, introducida en un organismo vivo, pueda modificar una o varias de sus funciones”. Estas sustancias pueden ser de origen químico, sintético o natural y pueden utilizarse en contextos clínicos, experimentales o recreativos.

“La respuesta sexual puede verse alterada debido al uso de drogas y alcohol”.

Las drogas afectan al sistema nervioso debido a su naturaleza química. Los neurotransmisores, encargados de enviar órdenes al sistema nervioso, también son sustancias químicas. ¿Qué implica esto? La respuesta es que, si una droga interfiere el paso de estos neurotransmisores, los mensajes del sistema nervioso se verán afectados y la conducta se alterará.

Ciertos efectos químicos de algunas drogas inciden directamente sobre el cerebro. Esto implica que el funcionamiento de algunos centros reguladores de la sexualidad puede verse afectado. Otras sustancias influyen, no directamente en el cerebro, sino en los centros nerviosos periféricos que controlan la actividad de los órganos genitales.

Drogas y alcohol en el sexo. Una práctica cada vez más frecuente.
(1) – Drogas y alcohol en el sexo. Una práctica cada vez más frecuente.

Es decir, que las drogas pueden llegar a alterar el sistema nervioso y el comportamiento sexual de muy diversas formas. Los resultados de su consumo no son siempre tan fáciles de predecir. A veces una persona puede probar una sustancia buscando excitación, placer, desinhibición… y llevarse una desagradable sorpresa.

“Es muy difícil valorar y predecir de forma exacta los efectos que cada sustancia va a ejercer sobre el organismo humano”.

El efecto de las drogas y el alcohol sobre la respuesta sexual implica alterar partes de un sistema psicosomático altamente complejo.

Deseo, excitación y orgasmo.

Las drogas pueden influir en tres aspectos principales de la actividad sexual: el deseo, la excitación y el orgasmo.

Algunas de ellas tienen un efecto claro sobre el estado mental y físico de las personas que las consumen. Debido a estas alteraciones, el deseo sexual puede verse modificado.

La mayoría de las personas que consumen drogas para alterar su deseo sexual esperan que éste se incremente. Es decir, esperan que actúen como afrodisiacos y aumenten su competencia sexual.

“El hecho de que una sustancia incremente el deseo sexual no significa necesariamente que ésta vaya a mejorar la ‘potencia sexual’ o incremente el placer”

Además, no todas las drogas estimulan el deseo sexual. Muy al contrario, pueden llegar a disminuirlo o inhibirlo por completo, dificultando así la respuesta sexual.

Observar los efectos que las drogas pueden tener en la excitación sexual suele resultar sencillo, sobre todo en el caso del hombre, pues la excitación provoca la erección del pene.

Las drogas se consumirían con el fin de excitarse y facilitar dicha erección. La falta de excitación implicaría dificultades en la erección. Pero como se ha comentado antes, no todas las drogas ayudan a la excitación sexual.

De hecho, existen muchos datos acerca de determinadas drogas que dificultan la erección en hombres. Con respecto a las mujeres y los efectos que las drogas tienen sobre la excitación sexual, existe menos información.

En cuanto al orgasmo, el deseo y la excitación sexual la influencia del alcohol y las drogas puede llegar a ser muy importante. Esto ocurre tanto en hombres como en mujeres. Si hay alteraciones en las etapas anteriores al orgasmo, posiblemente habrá interferencias en la respuesta sexual.

Tipos de drogas y sus efectos en la sexualidad.

Veremos a continuación los efectos que algunos tipos de drogas pueden ocasionar en las relaciones sexuales.

Benzodiazepinas: Ansiolíticos, hipnóticos y relajantes.

Las benzodiazepinas, también conocidas como “tranquilizantes menores”, suelen tener un triple efecto: inductor del sueño, ansiolítico y relajante muscular. Dependiendo del tipo de fármaco predomina un efecto u otro.

Por este motivo son fármacos que se recetan:

  • En personas con insomnio, para que puedan dormir mejor: lormetazepan (Noctamid).
  • Para reducir estados de ansiedad: diazepam (Valium), clorazepato dipotásico (Tranxilium).
  • Como relajantes musculares: tetrazepan (Myolastan).

El consumo de benzodiacepinas está ampliamente extendido. A las ya citadas anteriormente se pueden añadir algunas de enorme difusión como:  Alprazolan (Trankimazin), Clonazepam (Rivotril), Lorazepan (Orfidal) y Bromazepan (Lexatín).

Cuando hablamos de dificultades sexuales, muchas veces éstas tienen un origen psicológico. Suelen darse como resultado de la ansiedad provocada por las expectativas de lo que “debería ser un encuentro erótico ideal”.

Pueden existir pensamientos, experiencias… que tensen nuestro cuerpo justo antes de tener una relación sexual. Bajo estas circunstancias es muy fácil que puedan bloquearse tanto el deseo como la excitación sexual, por el temor de no saber estar a la altura de las expectativas.

“Algunas personas hacen uso de las benzodiacepinas para que les ayuden a reducir el estrés y la ansiedad que les genera la proximidad de una relación sexual”

Los resultados arrojados sobre el consumo de estas drogas sugieren que, por lo general, no tienen un efecto especial sobre la conducta sexual. Eso sí, si se toman en grandes dosis, pueden alterar e inhibir el deseo sexual.

Tranquilizantes mayores o neurolépticos: Fenotiazinas.

Otro tipo de fármacos son los llamados neurolépticos o «tranquilizantes mayores», como las fenotiazinas, que se usan para tratar estados mentales con alteraciones graves (ej. la esquizofrenia).

Normalmente, las personas con esquizofrenia presentan dificultades en la respuesta sexual. Algunos informes clínicos y estudios han señalado que las fenotiazinas podrían estar asociadas con una mejoría en las disfunciones sexuales en pacientes esquizofrénicos, al mejorar sus síntomas psicóticos, aunque como efecto secundario pueden producir disfunción eréctil en varones.

Otro fármaco del grupo de las fenotizazinas, la tioridazina, puede producir trastornos en la eyaculación. De hecho, si se toma en pequeñas dosis, la tioridazina puede retardarla. En contextos clínicos se ha usado para tratar dificultades sexuales como la eyaculación precoz. Sin embargo, la eficacia de este tratamiento es muy discutible y los resultados no son del todo satisfactorios. De hecho, la tioridazina no es un medicamento comúnmente prescrito para este trastorno, y su uso para este propósito en la actualidad no se considera una práctica estándar ni respaldada por la mayoría de los profesionales médicos.

Las drogas en el sexo pueden dar resultados indeseados
(2) – Las drogas en el sexo pueden dar resultados indeseados

Antidepresivos.

Los antidepresivos son fármacos que se suelen recetar cuando una persona está gravemente deprimida. Este estado de ánimo implica en muchas ocasiones la pérdida de interés por iniciar y mantener relaciones eróticas.

El consumo de antidepresivos tricíclicos (como imipramina, la clomipramina y la amitriptilina) o los más modernos ISRS (la sertralina, la paroxetina, la fluoxetina, el citalopram o el escitalopram) pueden ayudar a reducir la depresión, y por ello, aumentar el interés por las relaciones sexuales. Sin embargo, como efecto secundario, pueden afectar a la fase de excitación, que puede bloquearse, provocando así dificultades de la erección en el hombre. El grupo de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina se han usado para retrasar la eyaculación precoz.

Tabaco.

Los datos científicos no arrojan resultados concluyentes sobre si el tabaco tiene efecto sobre la respuesta sexual. Ocasionalmente se ha visto a jóvenes fumadores con problemas de erección. Cuando retiraron el tabaco de sus vidas, estas dificultades desaparecieron.

Lo que sí está demostrado es la relación entre tabaco y arterioesclerosis. Esta última puede influir a largo plazo en los problemas de erección en los hombres.

Otro factor que puede influir es la halitosis (mal aliento) que el tabaco produce y que muchas parejas de fumadores rechazan, pudiendo llegar a afectar a las relaciones eróticas.

Por último, se sabe que nicotina disminuye el flujo de la sangre a través de las arterias. Esto puede causar dificultades en la respuesta sexual del organismo. Además, en los fumadores la calidad del semen parece ser menor en comparación con los no fumadores.

Opio, heroína y opiáceos.

Este tipo de sustancias se han utilizado como medio para alterar el estado de ánimo, conciencia y distorsionar la realidad. El opio, por ejemplo, también se ha usado por sus propiedades analgésicas y por su facilidad de inducir estados oníricos.

Hoy día es común la creencia de que estas sustancias ayudan a la estimulación y a una mayor competencia en la respuesta sexual. Sin embargo, las investigaciones señalan que es más más bien al contrario.

“Las sustancias opiáceas inhiben en gran medida la actividad y función sexual”.

Los opiáceos afectan a la respuesta sexual en el hombre disminuyendo el deseo sexual, retardando la eyaculación y dificultando la erección. Las mujeres ven afectado sobre todo su deseo sexual.

Comparado con los no consumidores, las personas que toman heroína y/o morfina de manera reiterada, suelen sufrir más trastornos sexuales. Algunos autores señalan los efectos que la heroína puede tener sobre el orgasmo: ayuda a llegar a él con mayor facilidad y se vive de forma más intensa y placentera.

Sin embargo, se ha visto que el uso continuado de estas sustancias disminuye la frecuencia de la excitación y el orgasmo. Ello es debido a los efectos depresores que estas drogas tienen en el sistema nervioso. Las dificultades en la actividad sexual en personas que consumen drogas se derivan normalmente del estilo de vida desordenado y poco saludable que suelen llevar.  

Marihuana y alcohol.

La marihuana y el alcohol tienen efectos depresores sobre el organismo. Normalmente, se toman para obtener un estado de relajación física y mental. Además, es bien conocida la desinhibición que muchas veces produce el alcohol.

Debido a ello, algunas personas las consumen con el fin de disminuir la ansiedad asociada a situaciones sexuales. La desinhibición ayuda a alejar la importancia que le damos a los prejuicios sociales y los tabúes personales.

«Los efectos inmediatos de estas sustancias relajan, desinhiben, distorsionan la realidad y producen sensación de bienestar». 

Sin embargo, se ha visto que en ocasiones las mujeres sufren alteraciones en la lubricación vaginal debido a su consumo. Las consecuencias pueden derivar en molestias en las relaciones eróticas.

Con las drogas se busca la desinhibición en las relaciones sexuales
(3) – Con las drogas se busca la desinhibición en las relaciones sexuales

A largo plazo, la marihuana y el alcohol inhiben la producción de hormonas masculinas. Esto afecta a la producción y calidad de esperma, que son menores en comparación a los varones no consumidores.

Pueden darse también dificultades en la erección y disminuir el deseo sexual. En mujeres pueden llegar a alterar y bloquear la ovulación. Además, suelen darse más alteraciones en el ciclo menstrual y hormonal.  Un consumo persistente de estas sustancias suele concluir con un desinterés por el sexo, tanto en hombres como en mujeres.

En grandes dosis estas drogas retardan el proceso de excitación, ocasiona pérdida de coordinación, y bloquea la respuesta sexual de manera genérica.

Cocaína, anfetaminas y esteroides.

La cocaína es una sustancia que estimula el sistema nervioso central. Suele tener efectos excitatorios en el organismo. Por ello, la creencia popular de que la cocaína aumentar la excitación y la respuesta sexual está muy extendida.

Aunque algunas personas la utilicen como estimulante sexual, lo cierto es que también provoca dificultades en la actividad erótica. Hay datos que recogen que los hombres que han consumido cocaína han sufrido de priapismo (erección mantenida y dolorosa). Además, también pueden tener dificultades en la erección (impidiéndola) y en el deseo sexual (disminuyéndolo).  La cocaína tiene propiedades anestesiantes, por lo que la mujer puede perder sensibilidad en el clítoris debido a su consumo.  

Los efectos de euforia que provoca la cocaína pueden crear la sensación de estados de mayor competencia y excitación sexual. Pero lo cierto, es que después del efecto excitatorio viene el depresivo, con todo lo que eso conlleva (disminución del deseo, excitación, etc.).

«El uso prolongado de esta droga ocasiona un deterioro del sistema nervioso que termina alterando gravemente el funcionamiento sexual».

Las anfetaminas son sustancias estimulantes y al igual que la cocaína producen estados excitatorios. Los consumidores de esta droga (especialmente las mujeres), refieren que su deseo sexual aumenta cuando la toman. Ahora bien, un consumo continuado crea exactamente el efecto contrario: reduce la excitación y el deseo sexual. Además de que provoca alteraciones en la respuesta sexual.

Los esteroides se suelen utilizar para “aumentar la virilidad”. Pero su uso continuado provoca un aumento del tamaño de la próstata y la disminución del tamaño de los testículos, además de otros muchos efectos secundarios.

Nitrito de amilo y LSD.

El nitrito de amilo (o Popper) es una sustancia que es muy consumida en ciertos ambientes gays. La fama de sustancia afrodisíaca que ha obtenido esta droga (sobre todo entre los hombres homosexuales) no está justificada.

Si bien es cierto, que en dichos contextos sexuales se consume para relajar la musculatura del ano (y así hacer más fácil la penetración) y retrasar la eyaculación, esta sustancia dista mucho de poder considerarse afrodisíaca. Es más, su consumo puede resultar muy peligroso. Se ha visto que puede provocar ataques cardiacos, además de migrañas, desmayos, náuseas, vómitos y debilidad muscular. Un uso prolongado de la misma suele conllevar problemas coronarios y de presión arterial.

El nitrito de amilo es muy usado en ambientes gays
(4) – El nitrito de amilo es muy usado entre hombres homosexuales

«En cuanto al LSD (ácido dietilamídico lisérgico), esta es una sustancia cuyos efectos son principalmente alucinógenos. Su consumo produce una experiencia sexual confusa, alterada, onírica».

Sus efectos pueden llegar a ser muy impredecibles, pudiendo ocasionar ataques de ansiedad y pánico. A la larga, su consumo afecta de manera negativa a la respuesta sexual.

El consumo de drogas y alcohol en el sexo.

La adolescencia es la etapa en la que suelen iniciarse tanto las relaciones eróticas como de consumo de drogas. La edad de inicio, en ambos casos, se ha reducido debido al conjunto de cambios sociales, culturales y políticos de las últimas décadas.

Este crecimiento y expansión es debido en gran parte a la forma de ocio que suelen tener los jóvenes: salidas a discotecas, botellones, etc. Algunos autores afirman que esta forma de ocio es el “modelo de diversión hegemónico” entre los jóvenes. Esto pone de manifiesto la especial relevancia que tiene el consumo de drogas en este ámbito recreativo.

«Parece ser que los jóvenes consideran que esta forma de diversión puede aumentar sus probabilidades de ligar o de tener un encuentro sexual. Con dichas expectativas, no es de extrañar que el consumo de drogas puede aumentar en este contexto».

Ya hemos mencionado que el alcohol (por ej.) ayuda a la desinhibición y eliminar la vergüenza. El uso de las “drogas recreativas” es común en el inicio y mantenimiento de relaciones eróticas.

La necesidad evolutiva del adolescente de ser aceptados en el grupo de iguales influye en este tipo de conductas

Las mujeres se ven presionadas con el hecho de que siempre deben estar “dispuestas” para mantener relaciones eróticas. Esta influencia cultural y de género, junto a una escasa educación sexual influye negativamente en los jóvenes. Muchos tienen ideas preconcebidas de lo que “debería ser una relación sexual”. Estas ideas terminan teniendo un gran peso en el inicio de estas conductas de consumo alcohol y drogas en contextos sexuales.

Conductas sexuales de riesgo y abuso sexual.

El consumo de alcohol y drogas en el sexo se ha relacionado frecuentemente con las conductas sexuales de riesgo. Sobre todo, en lo que a consumo de alcohol se refiere. Los datos confirman que el consumo excesivo de alcohol reduce las habilidades para negociar un encuentro erótico seguro.

El estado de embriaguez impide que tengamos nuestras capacidades cognitivas plenas. Influye mucho en no tener en cuenta o no ser capaz de usar el preservativo, por ejemplo. Su consumo aumenta la probabilidad de iniciar conductas sexuales de riesgo y de no rechazar experiencias sexuales, que acaban teniendo consecuencias negativas para las personas implicadas.

Drogas y alcohol propician el abuso sexual
(5) – Drogas y alcohol propician el abuso sexual de las mujeres

También, existen unas cifras alarmantes de abusos y violencia, en cuanto al consumo de alcohol y drogas en contextos sexuales. Los datos arrojan que el consumo de alcohol en este tipo de contextos es un elemento facilitador del asalto sexual.

Normalmente, la víctima entra en un estado de “sumisión” debido a que el alcohol altera la consciencia. Esta exposición química puede darse de manera voluntaria o involuntaria (el típico: “me han echado algo en la bebida”).

Debido a que la víctima está bajo los efectos de una sustancia psicoactiva, ésta no se halla en condiciones de dar su consentimiento para tener relaciones eróticas con otra persona, aumentando el riesgo de sufrir un abuso sexual.

“Las mujeres son el grupo de población que más probabilidades tiene de sufrir un abuso sexual en situaciones de consumo de alcohol”.

Ellas se intoxican más que los hombres, aunque tomen la misma cantidad de alcohol. Por lo que tienen más posibilidades de perder el control y la consciencia.

Drogas y alcohol en el sexo: Variables de personalidad

Llegados a este punto, podemos preguntarnos qué variables pueden influir en el consumo de drogas y alcohol en contextos sexuales. Ya hemos mencionado algunas de carácter más evolutivo y socio-cultural. ¿Pero qué hay de las variables personales?

Los estudios realizados confirman que el autoconcepto y la búsqueda de sensaciones son factores que parecen tener un gran peso. De hecho, se las suele relacionar con la realización de conductas no saludables.

Normalmente, los jóvenes que poseen un autoconcepto o una autoestima menor son más vulnerables a utilizar las drogas con este tipo de fines. Esto se relaciona en gran medida con la presión social y la importancia de encajar en el grupo de iguales.

El autoconcepto muchas veces dependerá de la opinión de los otros y del valor que nos atribuya el grupo (y ese valor es el que uno termina absorbiendo para sí).

 «Los que más destacan en la búsqueda de sensaciones y emociones fuertes, también tienden a hacer un mayor uso de las drogas».

Esto es debido a que estas personas buscan activamente experiencias y sensaciones variadas. Si una experiencia se presenta como novedosa, compleja, intensa, placentera… mucho mejor. Eso sí, por querer alcanzar dichas experiencias están mucho más dispuestos a asumir riesgos físicos, psicológicos, sociales, legales…

Algunas de estas personas realizan esta búsqueda de sensaciones a través de relaciones sociales tales como los encuentros eróticos. También serían más susceptibles al consumo de drogas, ya que éstas son un medio para alterar los estados “normales” de la consciencia. Entre las variables de personalidad que tienen más peso en el consumo de drogas, la búsqueda de sensaciones parece ser la más relevante.

Drogas y alcohol en el sexo. ¿Una práctica cada vez más peligrosa?
(6) – Drogas y alcohol en el sexo. ¿Una práctica cada vez más peligrosa?

Conclusiones.

El consumo de drogas y alcohol en el sexo es un hábito que se ha extendido en la población joven. Su uso reside sobre todo en la idea de que estás podrán facilitar los encuentros eróticos. Buscan con ellas, aumentar la excitación, la potencia, las sensaciones y la competencia sexual.

“Aunque los efectos inmediatos de algunas de estas drogas, puedan parecer en un principio eficaces y placenteras, los efectos a largo plazo pueden ser devastadores”.

Las drogas impactan negativamente tanto en el sistema nervioso como en el organismo en general. Además, suelen crear adicción, tolerancia y síndrome de abstinencia. Pueden perjudicar gravemente la salud de la persona, alterando su estado físico, mental y social.

Es recomendable estudiar los factores que más influyen en este tipo de conductas para poder poner remedio a sus consecuencias negativas. La vulnerabilidad de ciertos sectores de la población, la falta de educación sexual, las variables personales… todo influye en cuanto al consumo de drogas recreativas se refiere.

Sería necesaria una mayor concienciación y educación para evitar este tipo de conductas que, a la larga, perjudican a muchos de los que consumen este tipo de sustancias.


Referencias Bibliográficas.

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  • Espada, J. P., Antón, F. A., y Torregrosa, M. S. (2008). Autoconcepto y búsqueda de sensaciones como predictores de las conductas sexuales bajo los efectos de las drogas en universitarios. Salud y drogas8(2), 137-155. Enlace.
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  • Isorna, M., Fariña. F., Sierra, J. C., y Vallejo-Medina, P. (2015). Binge drinking: conductas sexuales de riesgo y drogas facilitadoras del asalto sexual en jóvenes españoles. Suma psicológica22(1), 1-8. Enlace.

Autora.

Sofía Rodríguez Pantoja

Sofía Rodríguez Pantoja es Graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid. Ha cursado el Máster en Psicología General Sanitaria y el Máster en Psicoterapia Humanista Experiencial y en Terapia Focalizada en la Emoción en la Universidad Pontificia de Comillas. También está formada en psicoterapia EMDR y terapia breve por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia (SEMPyP). Fue voluntaria en el Centro Joven de Atención a la Sexualidad en Madrid (CJAS Madrid). Actualmente está cursando el Experto en Trastornos Alimentarios por la SEMPyP.

Twitter: @Sofia_psico.


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Sofía Rodríguez Pantoja

Sofía Rodríguez Pantoja es Graduada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid.
Ha cursado el Máster en Psicología General Sanitaria y el Máster en Psicoterapia Humanista Experiencial y en Terapia Focalizada en la Emoción en la Universidad Pontificia de Comillas.
También está formada en psicoterapia EMDR y terapia breve por la Sociedad Española de Medicina Psicosomática y Psicoterapia (SEMPyP). Fue voluntaria en el Centro Joven de Atención a la Sexualidad en Madrid (CJAS Madrid).
Actualmente está cursando el Experto en Trastornos Alimentarios por la SEMPyP.