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Esquizofrenia: Causas, síntomas, y tratamiento

La esquizofrenia

La esquizofrenia es un trastorno psiquiátrico complejo caracterizado por una profunda alteración del pensamiento, la percepción y las emociones. Esta enfermedad representa un importante desafío tanto para la ciencia médica como para la sociedad. Este artículo busca proporcionar una amplia visión sobre la esquizofrenia, abarcando desde sus etiología multifactorial, incluyendo factores genéticos, neurobiológicos y ambientales, hasta las estrategias más actuales y eficaces en su diagnóstico y manejo.

¿Qué es la esquizofrenia?

La mayoría de las personas identifican la esquizofrenia como una enfermedad mental, aunque con ideas preconcebidas y a menudo peyorativas. Se asocia a menudo con comportamientos anormales o peligrosos, que afectan gravemente la vida cotidiana de quienes la padecen. El término, desafortunadamente, se utiliza también en lenguaje coloquial con ánimo despectivo y buscando la finalidad de insultar: “Actúas como un esquizofrénico”.

El origen etimológico del término esquizofrenia, deriva del griego, donde «esquizo» significa «escindir» y «frenia» se refiere a «mente», interpretándose como «mente escindida» o “mente desconectada”.

«El esquizofrénico vive desconectado de la realidad»

Esta «escisión» se refiere a la desconexión de la realidad experimentada por quienes padecen la enfermedad, quienes viven en un mundo propio, donde no cuenta la realidad sino sus percepciones alteradas de la realidad.  Estas vivencias de una realidad alterada tienen una enorme variabilidad de unos sujetos a otros.

Historia de la esquizofrenia.

La historia de la esquizofrenia antes del siglo XIX se enmarca en un contexto donde la comprensión de las enfermedades mentales estaba profundamente influenciada por creencias religiosas, supersticiones y un limitado conocimiento científico.

En culturas antiguas, como la egipcia, griega y romana, existía cierto reconocimiento de las enfermedades mentales, pero se entendían de manera muy diferente a como lo hacemos hoy. Los griegos antiguos, por ejemplo, atribuían las enfermedades mentales a desequilibrios de los cuatro humores corporales.

Durante la Edad Media en Europa, la interpretación de los trastornos mentales fue dominada por la Iglesia.

«La esquizofrenia, como tal, a menudo se explicaba como resultado de la intervención demoníaca o brujería».

Las personas que mostraban síntomas de lo que hoy podríamos identificar como esquizofrenia eran a menudo vistas como brujas o endemoniadas y podían ser sometidas a exorcismos o incluso ejecutadas.

A medida que avanzaba el Renacimiento, comenzó a surgir un enfoque más humanista y científico hacia las enfermedades en general, incluidas las mentales. Sin embargo, la práctica de tratar a las personas con trastornos mentales seguía siendo cruda y a menudo inhumana, con el uso de manicomios donde los pacientes eran encerrados y frecuentemente maltratados bajo la creencia de que era necesario controlarlos físicamente.

En el siglo XVIII, con la Ilustración y el creciente interés por la ciencia y la razón, comenzó a desarrollarse lentamente una comprensión más compasiva y médica de las enfermedades mentales. Figuras como Philippe Pinel en Francia abogaron por el trato más humano de los enfermos mentales, promoviendo la idea de que la enfermedad mental era un trastorno que requería compasión y tratamiento médico en lugar de castigo o exorcismo.

La esquizofrenia en la Edad Media
(1) – Don Quijote de la Mancha prototipo del loco en la Edad Media

Evolución del concepto de esquizofrenia.

El concepto de esquizofrenia ha evolucionado significativamente desde el siglo XIX, época en la que se consolida la psiquiatría moderna en Alemania con figuras como Kraepelin y Bleuler. Antes de esta época, las enfermedades mentales eran interpretadas como castigos divinos o posesiones demoníacas. Morel introdujo el término «demencia precoz» para describir un trastorno con síntomas de deterioro social en adolescentes.

«Kraepelin desarrolló más adelante el término “demencia precoz”, clasificándolo en tres grupos: paranoide, catatónica, y hebefrénica».

Bleuler acuñó el término «esquizofrenia» en 1911, superando la noción de demencia precoz por considerar que el deterioro no era inevitable y podía ser tratado.

A lo largo del tiempo, la definición de esquizofrenia ha sido revisada y actualizada en la literatura psiquiátrica, reflejando cambios en la comprensión de sus síntomas y clasificaciones. Por ejemplo, entre el DSM-I y el DSM-V aparecen notables diferencias para clasificar y diagnosticar la esquizofrenia. Mas adelante veremos los actuales criterios diagnósticos de la esquizofrenia. Cabe destacar, a lo largo de los años, la evolución en la percepción de la enfermedad desde una variedad de reacciones esquizofrénicas hasta un trastorno con síntomas específicos que afectan significativamente la vida diaria.

La evolución del concepto de esquizofrenia demuestra los avances en el entendimiento de los trastornos mentales, ajustándose a los nuevos conocimientos neurológicos, aunque aún queda mucho por descubrir.

Prevalencia de la esquizofrenia.

La prevalencia de una enfermedad indica la proporción de personas diagnosticadas con esa enfermedad en una población en un periodo de tiempo determinado. En el caso de la esquizofrenia la prevalencia a nivel mundial, se ha considerado que se sitúa alrededor del 1% sin que existan diferencias apreciables entre distintas partes del mundo.

Sin embargo, algunos estudios más recientes han mostrado que esta cifra puede estar sobrevalorada. Se ha observado una prevalencia menor en países en desarrollo y un aumento en las tasas de esquizofrenia entre inmigrantes a países desarrollados.

Un análisis exhaustivo de casos sugiere que las cifras de prevalencia pueden ser menores de lo que se creía.

«Se estima que entre el 0.7% y el 0.8% de las personas se verán afectadas por la esquizofrenia».

Esta prevalencia varía significativamente dentro de los países y a nivel local. Cuando alguno de los padres padece esquizofrenia la prevalencia entre los hijos es de un 10%, cifra que puede ser mucho más alta, cuando entre los familiares próximos existe más de un caso de la enfermedad.

Es más frecuente en los hombres, pues existen, aproximadamente tres con hombre con esquizofrenia por cada dos mujeres con esta enfermedad. Es rara la parición de la enfermedad antes de la adolescencia.

Causas de la esquizofrenia.

Las causas de la esquizofrenia han sido el centro de intensos debates, abarcando una gama de factores propuestos que incluyen genéticos, ambientales, del desarrollo prenatal, neurobiológicos y psicosociales.

La enfermedad no tiene una causa única aplicable a todos los casos diagnosticados; sin embargo, la teoría predominante entre investigadores y profesionales de la salud mental es el enfoque de «vulnerabilidad al estrés», que propone una interacción entre una vulnerabilidad cerebral y experiencias de estrés posteriores al nacimiento.

Existen alteraciones cerebrales en la esquizofrenia
(2) – En la esquizofrenia aparecen alteraciones cerebrales

 

«Este trastorno suele manifestarse por primera vez en la juventud o al inicio de la edad adulta».

La esquizofrenia tiene una incidencia ligeramente más precoz en los hombres que en las mujeres, lo cual podría estar influenciado por factores hormonales y socioculturales.

Factores genéticos.

La investigación sugiere que la transmisión de la esquizofrenia tiene un componente hereditario significativo. Aunque los estudios en gemelos han mostrado un papel considerable de los genes en el desarrollo de la esquizofrenia, el riesgo exacto es variable y aún desconocido. Investigaciones adicionales han identificado ciertos genes que podrían elevar el riesgo de desarrollar la enfermedad, aunque estos descubrimientos son complejos y sujetos a interpretaciones variadas.

Factores prenatales.

Se ha documentado que las complicaciones durante el embarazo se vinculan con un aumento en el riesgo de que el niño desarrolle esquizofrenia más adelante, representando un factor de riesgo no exclusivo de este trastorno y con un impacto moderado. Otros factores como infecciones durante el embarazo, deficiencias nutricionales, y estrés prenatal también se han asociado con un riesgo elevado de esquizofrenia.

Estructura cerebral.

Recientes estudios de neuroimagen indican que individuos diagnosticados con esquizofrenia pueden presentar variaciones en el volumen de determinadas regiones cerebrales, así como en la interconexión entre estas áreas. Se sugiere que algunas de estas alteraciones estructurales cerebrales se originan durante el desarrollo prenatal. Actualmente, los científicos se esfuerzan por comprender la relación entre estas alteraciones cerebrales y la esquizofrenia.

Factores sociales.

Residir en áreas urbanas y enfrentarse a desventajas sociales como la pobreza, la adversidad migratoria, la discriminación, la exclusión social, la disfunción familiar, el desempleo y malas condiciones de vivienda se han identificado como factores que aumentan el riesgo de desarrollar esquizofrenia.

Asimismo, experiencias negativas en la infancia, como el abuso o trauma, están vinculadas con una mayor probabilidad de ser diagnosticado con esquizofrenia en etapas posteriores de la vida. Estudios han revelado que un considerable porcentaje de personas con esquizofrenia han experimentado abusos en su niñez.

«En resumen, la esquizofrenia es el resultado de una compleja interacción entre diversos factores, sin que se haya identificado una causa única definitiva».

Síntomas de la esquizofrenia.

La esquizofrenia es un trastorno psiquiátrico complejo caracterizado por una amplia gama de síntomas, que pueden clasificarse en positivos, negativos y cognitivos, afectando profundamente la capacidad de una persona para pensar, sentir y comportarse de manera clara.

Síntomas Positivos.

Los síntomas positivos de la esquizofrenia son aquellos que representan una distorsión o un exceso de las funciones normales del pensamiento, la percepción y el comportamiento. Se denominan «positivos» no porque sean deseables o beneficiosos, sino porque añaden algo patológico al comportamiento típico de la persona.

«Uno de los principales síntomas positivos son las alucinaciones, generalmente auditivas, donde el individuo escucha voces que no existen en la realidad».

Las ideas delirantes son también comunes, manifestándose como creencias falsas y firmes en cosas que no son verdaderas ni basadas en la realidad, como pensar que uno está siendo perseguido o que posee habilidades especiales. Otros síntomas positivos incluyen pensamiento desorganizado, evidenciado por una comunicación incoherente, y comportamientos anormales, que pueden variar desde una agitación sin propósito hasta una completa inmovilidad con falta de respuestas motoras.

Las alucinaciones son frecuentes en la esquizofrenia
(3) – Las alucinaciones son un síntoma positivo en la esquizofrenia

Síntomas Negativos.

Los síntomas negativos se caracterizan por una disminución o ausencia de capacidades y respuestas emocionales normales. Estos pueden incluir apatía, falta de emoción, ausencia de expresión facial, disminución de la capacidad para iniciar y mantener actividades planificadas, y retiro de la interacción social.

«La apatía, la falta de reacciones emocionales y la falta de expresiones faciales son síntomas negativos de la esquizofrenia».

La anhedonia (incapacidad para experimentar placer) y la alogia (pobreza en el lenguaje), también son síntomas negativos comunes.

Síntomas Cognitivos.

Los síntomas cognitivos se refieren a cambios en la memoria y el pensamiento. Estos pueden incluir problemas con la atención y la concentración, dificultades en la función ejecutiva que afectan la capacidad para entender información y tomar decisiones, y problemas con la memoria de trabajo, que afectan la capacidad para usar información inmediatamente después de aprenderla.

«Los problemas de atención, concentración y memoria son algunos de los síntomas cognitivos de la esquizofrenia»

La esquizofrenia afecta a cada persona de manera diferente, y la intensidad de los síntomas puede variar de leve a severa. El tratamiento temprano y una gestión efectiva de los síntomas pueden mejorar significativamente la calidad de vida de las personas con esquizofrenia.

Diagnóstico de la Esquizofrenia según el DSM-5

El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su quinta Edición (DSM-5), publicado en 2013 por la Asociación Americana de Psiquiatría, establece criterios específicos para el diagnóstico de la esquizofrenia.

Se requiere la presencia de dos o más de los siguientes síntomas, durante un período mínimo de un mes:

  • Delirios.
  • Alucinaciones.
  • Habla desorganizada (p. ej., descarrilamiento frecuente o incoherencia).
  • Comportamiento gravemente desorganizado o catatónico.
  • Síntomas negativos, que pueden incluir expresión emocional plana, pobreza del habla o falta de motivación.

Adicionalmente, el diagnóstico precisa que:

  • Al menos uno de los síntomas sea alguno de los tres primeros de la lista.
  • Debe observarse un declive notable en áreas críticas de funcionamiento, como el trabajo, interacciones sociales o autocuidado, comparado con los niveles previos.
  • Las alteraciones de conducta deben extenderse durante un periodo de seis meses y los síntomas no deben haber sido causados por consumo de sustancias u otras enfermedades médicas.

El DSM-5 también ha eliminado los cinco subtipos de esquizofrenia vigentes hasta la anterior edición: esquizofrenia paranoide, hebefrénica o desorganizada, catatónica, no diferenciada y residual. Estos subtipos se han eliminado por carecer de precisión diagnóstica y compartir síntomas comunes entre ellos.

Tratamiento de la esquizofrenia.

El tratamiento de la esquizofrenia es integral y tiene tres componentes principales:

  • Tratamiento farmacológico, para aliviar los síntomas y prevenir las recaídas.
  • Educación e intervenciones psicosociales, para ayudar a los pacientes y sus familias a afrontar la enfermedad y sus complicaciones, y a prevenir recaídas.
  • Rehabilitación cognitiva, para ayudar a los pacientes a reintegrarse en la comunidad y recuperar su funcionamiento educativo u ocupacional.

El tratamiento de la esquizofrenia deberá ser individualizado. Tanto el paciente como su familia y entorno cercano deberán formar parte del plan de recuperación de manera activa.

«En algunos casos, como en las fases agudas, el paciente podrá necesitar ser ingresado en psiquiatría para un seguimiento más cercano».

El tratamiento farmacológico es fundamental en la esquizofrenia
(4) – La esquizofrenia precisa tratamiento farmacológico

Tratamiento farmacológico.

Los fármacos antipsicóticos constituyen el tratamiento primordial para la esquizofrenia, desempeñando un papel clave en la gestión de episodios psicóticos, como los delirios y las alucinaciones, con el objetivo de elevar la calidad de vida del individuo afectado.

La selección específica de la medicación, así como su dosificación y combinación, debe ser individualizada, y su administración debe ser constante. La consistencia en el seguimiento del régimen médico prescrito es crítica para el éxito del tratamiento. Esto implica que el paciente debe adherirse estrictamente a las instrucciones proporcionadas por su médico  y nunca suspender la medicación sin una recomendación médica directa.

La interrupción o inconsistencia en la toma de la medicación está directamente relacionada con un incremento en el riesgo de recaídas, necesidad de hospitalización o enfrentar complicaciones severas, incluyendo el riesgo de suicidio.

«Es crucial iniciar el tratamiento con medicamentos antipsicóticos tan pronto como se confirme el diagnóstico de esquizofrenia, para controlar de manera eficaz los síntomas psicóticos desde el inicio».

A pesar de que existe una variedad de antipsicóticos disponibles, la elección de un medicamento específico o de una combinación de estos depende del criterio médico, basándose en las necesidades únicas de cada paciente.

Antipsicóticos de primera generación.

Los antipsicóticos tradicionales o de primera generación, conocidos también como convencionales, se caracterizan por su eficacia en el manejo de los síntomas positivos de la esquizofrenia, tales como delirios, alucinaciones y alteraciones en el proceso del pensamiento. No obstante, presentan una eficacia limitada en el tratamiento de los síntomas negativos asociados a la enfermedad. Fueron los primeros en empezar a usarse para tratar la esquizofrenia.

«Estos antipsicóticos son muy efectivos para tratar las alucinaciones y delirios»

Los antipsicóticos de primera generación más comúnmente utilizados para tratar la esquizofrenia incluyen:

  • Haloperidol (Haloperidol Esteve®): Es uno de los antipsicóticos más conocidos y utilizados. Se prescribe frecuentemente por su eficacia en el control de los síntomas positivos de la esquizofrenia, como delirios y alucinaciones.
  • Clorpromazina (Largactil®): Fue el primer antipsicótico desarrollado y sigue siendo utilizado hoy en día. Es eficaz en el manejo de los síntomas positivos y también se usa en el tratamiento de trastornos del estado de ánimo y como antiemético.
  • Flufenazina(Prolixin®): Este medicamento se utiliza también para tratar los síntomas positivos de la esquizofrenia. Se caracteriza por su larga duración de acción, especialmente en sus formulaciones de depósito, lo que puede ser beneficioso para mejorar la adherencia al tratamiento.
  • Otros antipsicóticos de primera generación son: Perfenazina, Tioridazina y Trifluoperazina .

Efectos secundarios.

El principal efecto secundario de los antipsicóticos convencionales o de primera generación es la aparición de trastornos del movimiento, conocidos colectivamente como efectos secundarios extrapiramidales. Estos efectos incluyen:

  • Parkinsonismo: Síntomas similares a los de la enfermedad de Parkinson, como temblores, rigidez muscular, bradicinesia (lentitud de movimiento) y alteraciones en la postura y la marcha.
  • Distonía: Contracciones musculares involuntarias que pueden causar movimientos anormales y posturas.
  • Acatisia: Sensación de inquietud y una necesidad imperiosa de moverse constantemente, lo que puede ser extremadamente incómodo para el paciente.
  • Discinesia tardía: Un trastorno del movimiento potencialmente irreversible, caracterizado por movimientos involuntarios repetitivos, principalmente en la boca, lengua y mandíbula, pero también puede afectar a otras partes del cuerpo.

«Los efectos secundarios extrapiramidales son el mayor inconveniente de estos antipsicóticos»

Estos efectos secundarios son una de las principales razones por las cuales los antipsicóticos de segunda generación o atípicos, que generalmente tienen un menor riesgo de efectos extrapiramidales, son a menudo preferidos en el tratamiento de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.

Antipsicóticos atípicos, o de segunda generación.

Los antipsicóticos atípicos son efectivos tanto en el tratamiento de los síntomas negativos (por ejemplo, falta de motivación o incapacidad para experimentar placer) como los síntomas positivos (como alucinaciones y delirios) de la esquizofrenia. Estos fármacos pueden administrarse de forma oral o utilizarse como un tratamiento prolongado en forma de inyectables. Se prefieren comúnmente en la práctica clínica, en parte debido a su mayor tolerancia por parte de los pacientes.

Los antipsicóticos atípicos son eficaces en los síntomas negativos
(5) – Los antipsicóticos primarios son eficaces en las alucinaciones

 

«Los antipsicóticos atípicos son efectivos en los síntomas negativos de la esquizofrenia»

Entre los antipsicóticos atípicos o de segunda generación más utilizados encontramos:

  • Clozapina: Este medicamento es particularmente eficaz para pacientes que no responden adecuadamente a otros antipsicóticos. Es el único antipsicótico atípico que ha demostrado ser efectivo en pacientes con esquizofrenia resistente al tratamiento, aunque su uso está limitado por posibles efectos secundarios graves, como la agranulocitosis.
  • Risperidona (Risperdal®): Es uno de los antipsicóticos atípicos más comúnmente prescritos, eficaz tanto para síntomas positivos como negativos de la esquizofrenia. Tiene un perfil de efectos secundarios relativamente bien estudiado.
  • Olanzapina (Zyprexa®): La Olanzapina es eficaz para tratar tanto síntomas positivos como negativos. Es conocida por su eficacia y su buen perfil de efectos secundarios, aunque puede estar asociada con aumento de peso y cambios metabólicos.
  • Otros: Aripiprazol (Abilify®), Quetiapina (Seroquel®) y Ziprasidona.

Tratamiento con antipsicóticos inyectables de depósito.

El tratamiento farmacológico de la esquizofrenia debe ser obligatorio y durante toda la vida, aunque no siempre es fácil ni cómodo para el paciente aceptar esta realidad y en ocasiones se niegan a tomar la medicación, lo que puede suponer un peligro vital tanto para ellos como para los que les rodean.

En estos casos, suelen tener bastante utilidad los tratamientos inyectables de larga duración, que aseguran el cumplimiento durante varias semanas.

«Con los modernos antipsicóticos atípicos tenemos la opción de administrar tratamientos de larga duración mediante inyecciones intramusculares, que se aplican generalmente cada mes o trimestralmente».

Esta modalidad ofrece la ventaja de liberar al paciente de la necesidad de tomar medicación a diario. Así mismo, disminuye la probabilidad de que el paciente interrumpa el tratamiento y reduce el riesgo de recaídas y la necesidad de rehospitalización.

Psicoterapia en la esquizofrenia.

La terapia integral efectiva para la esquizofrenia combina el uso de medicamentos con intervenciones psicosociales personalizadas. Esto ha probado ser beneficioso a largo plazo al abordar distintas áreas de la vida del paciente.

La finalidad de la psicoterapia es asistir a las personas con esquizofrenia en el reconocimiento y modificación de patrones emocionales, cognitivos y conductuales problemáticos.

Este enfoque terapéutico implica sesiones de conversación con profesionales especializados en salud mental, como psiquiatras o psicólogos.

«Generalmente, la psicoterapia es más efectiva una vez que el paciente ha iniciado el tratamiento farmacológico».

Entre las estrategias terapéuticas que pueden beneficiar a quienes padecen de esquizofrenia se encuentran:

  • Entrenamiento en el manejo de la enfermedad y sus síntomas: permite que el paciente comprenda la naturaleza de su enfermedad y aprenda a manejarla adecuadamente.
  • Terapia cognitivo-conductual: esta estrategia ayuda al paciente a reconocer y  minimizar las percepciones distorsionadas de la realidad provocadas por la enfermedad.
  • Programas de rehabilitación: se enfocan en orientar al paciente sobre cómo integrarse al ámbito laboral, educativo o en la gestión de las actividades cotidianas.
  • Soporte y educación a familias: capacita a los familiares en el manejo de la enfermedad, ofreciendo información y técnicas para enfrentar los desafíos que esta conlleva.
  • Promoción de la salud: es clave para que el individuo desarrolle destrezas y hábitos saludables, como la organización personal, la auto-motivación y el reconocimiento del impacto negativo de sustancias como el tabaco y el alcohol en su bienestar.

Pronóstico de la esquizofrenia.

El pronóstico de la esquizofrenia varía significativamente entre individuos y está influenciado por múltiples factores. Estos incluyen la rapidez en el diagnóstico y la iniciación del tratamiento, la adherencia al tratamiento prescrito, la presencia de factores de apoyo social y familiar, y la naturaleza específica de los síntomas experimentados. Este trastorno se asocia con una considerable morbilidad y puede afectar profundamente la funcionalidad y calidad de vida del individuo.

El pronostico de la esquizofrenia depende de un gran número de factores
(6) – El pronóstico de la esquizofrenia es muy variable

 

«La respuesta al tratamiento, especialmente cuando se inicia precozmente y se mantiene de manera consistente, puede tener un impacto positivo significativo en el curso de la enfermedad». 

Los estudios mantenidos en el tiempo han identificado varios predictores de un mejor pronóstico en pacientes con esquizofrenia, entre ellos la ausencia de síntomas negativos pronunciados, un inicio súbito de la enfermedad seguido de un evento estresante identificable, una buena funcionalidad premórbida, y el apoyo social y familiar sólido. Los síntomas negativos están asociados a un peor pronóstico funcional a largo plazo.

La esquizofrenia también se asocia con un aumento del riesgo de comorbilidades, incluyendo trastornos del ánimo, abuso de sustancias y enfermedades cardiovasculares, lo que puede empeorar el pronóstico. Por tanto, una evaluación y manejo integral que aborde tanto los síntomas psiquiátricos como las condiciones médicas comórbidas son esenciales.

En resumen, el pronóstico de la esquizofrenia es heterogéneo y depende de una constelación de factores clínicos, terapéuticos, y de soporte social. Aunque algunos pacientes pueden experimentar una recuperación significativa, otros pueden enfrentar desafíos continuos que requieren intervenciones a largo plazo y apoyo sustancial. 

Falsos mitos sobre la esquizofrenia.

La esquizofrenia, como muchas otras enfermedades mentales, está rodeada de estigmas y malentendidos que pueden llevar a la discriminación y al aislamiento de quienes la padecen. Algunos de los principales falsos mitos relacionados con la esquizofrenia incluyen:

«Las personas con esquizofrenia tienen múltiples personalidades» 

Este es uno de los mitos más comunes y erróneos. La esquizofrenia es un trastorno psicótico caracterizado por síntomas como delirios y alucinaciones. La confusión suele surgir con el trastorno de identidad disociativo, anteriormente conocido como trastorno de personalidad múltiple, que es una condición completamente diferente.

«La esquizofrenia es causada por una mala crianza o debilidad personal»: La esquizofrenia es una enfermedad compleja con causas multifactoriales que incluyen genética, alteraciones cerebrales y factores ambientales. No es resultado de una crianza deficiente ni de una falta de fuerza de voluntad o carácter.

«Las personas con esquizofrenia son peligrosas»: Los medios de comunicación a menudo retratan erróneamente a las personas con esquizofrenia como violentas o peligrosas. La realidad es que la mayoría de las personas con esquizofrenia no son más violentas que la población general y son más propensas a ser víctimas de violencia.

«La esquizofrenia no tiene tratamiento»: Aunque la esquizofrenia es una enfermedad crónica, existen tratamientos efectivos disponibles, incluyendo medicación antipsicótica y terapias psicosociales, que pueden ayudar a manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

«Las personas con esquizofrenia no pueden llevar una vida normal»: Con el tratamiento y apoyo adecuados, muchas personas con esquizofrenia son capaces de vivir vidas productivas y satisfactorias, incluyendo tener trabajo, relaciones y participar en actividades comunitarias.

Existen muchos mitos sobre las psicosis
(7) – Los falsos mitos sobre la esquizofrenia están muy extendidos

Desmitificar estos conceptos erróneos es crucial para mejorar la comprensión pública de la esquizofrenia, reducir el estigma asociado y promover una mayor empatía hacia aquellos que viven con esta enfermedad.


Referencias bibliográficas.


Autor.

Gerardo Castaño Recio

Gerardo Castaño Recio está licenciado en Medicina y Cirugía, especializado en Medicina de Familia. Estudió Psicoanálisis en el Centro Peña Retama de Madrid. Aficionado a la informática se ha dedicado a la programación sobre inteligencia artificial. Ha sido campeón de España de programas de ajedrez . Aficionado a la historia y la literatura. Es colaborador en el Blog de Nuestro Psicólogo en Madrid.


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Gerardo Castaño Recio está licenciado en Medicina y Cirugía, especializado en Medicina de Familia y Comunitaria.
Estudió Psicoanálisis en el Centro Peña Retama de Madrid. Aficionado a la informática se ha dedicado a la programación sobre inteligencia artificial.
Ha sido campeón de España de programas de ajedrez y 4º clasificado en el campeonato del mundo en París. Autor del programa Salud 2000 para la gestión integral de consultas de Atención Primaria.
En la actualidad, desempeña tareas de asesoramiento médico y escribe artículos en el Blog de Nuestro Psicólogo en Madrid.

Aficionado a la historia y la literatura.